Exposiciones
Reflexiones sobre la vocación y el arte de coleccionar
Una selección de la valiosa colección de arte de Carmen y Lluís Bassat en La Lonja de Zaragoza.
Desde finales de febrero La Lonja de Zaragoza acoge la exposición Cómo construimos la Colección Bassat, comisariada y diseñada por mi abuelo, Lluís Bassat, un coleccionista apasionado por naturaleza. Muchos críticos de arte consideran que su colección es una de las más importantes de las segundas vanguardias del siglo XX. Al mismo tiempo, es una colección que podría considerarse ecléctica, puesto que no sigue ningún patrón convencional.
Mis abuelos siempre han comprado el arte que les ilusionaba y por amor al arte. Tener vocación de coleccionista implica poseer una inclinación natural y un entusiasmo genuino hacia la actividad de coleccionar. No es el valor económico el que mueve a un coleccionista, sino la pasión, el esfuerzo y el significado personal que se esconde detrás de cada adquisición. Coleccionar no es sólo una cuestión de dinero, sino una actividad que se nutre de la dedicación y el entusiasmo. Mis abuelos son un ejemplo perfecto de esa vocación. A lo largo de su vida han coleccionado portacigarrillos, plumas estilográficas, máquinas de afeitar, pero la más valiosa y querida es su colección de arte.
Desde muy jóvenes compartieron una profunda pasión por el arte. Con sólo 15 y 16 años, ya visitaban galerías, salas de exposiciones, ferias y museos, soñando en el día en que podrían permitirse comprar alguna obra. En 1968 compraron su primera obra a crédito, una pintura de Àngel Jové. Unos años más tarde, en 1973, compraron La bañista, de Xavier Serra de Rivera, en la Galería Adrià. Ese mismo día, por excepcionales circunstancias, también adquirieron un 35% de la galería. Hasta 1980, cuando cerró la galería, organizaron unas setenta exposiciones y, de cada una de ellas, Carmen y Lluís adquirían dos o tres obras. Esta etapa no sólo enriqueció su colección, sino que también permitió dar apoyo y reconocimiento a artistas emergentes como Xavier Serra de Rivera, Francisco Artigau, Joan Brotat, José Guinovart, Albert Ràfols-Casamada, Maria Gerona, Sergi Aguilar, entre otros muchos.
La banyista, Xavier Serra de Ribera (1973). Foto: Gasull
La crisis del petróleo les obligó a cerrar la galería, y fue entonces cuando optaron por quedarse con todas las obras de la galería en lugar de la parte proporcional del dinero que les correspondía. En ese momento, la colección empezó a adquirir una dimensón considerable. Lejos de detenerse, su pasión sólo creció. Aprovechaban sus viajes de trabajo para visitar galerías y museos en todo el mundo, descubriendo el arte internacional al tiempo que establecían vínculos con nuevos galeristas y artistas.
Sin embargo, una de las colecciones más especiales que tienen mis abuelos no es tangible: la colección de conocimiento. A sus 82 y 83 años siguen interesados por todo lo que les rodea. Nunca han dejado de querer aprender y descubrir cosas nuevas. Podrían quedarse con los artistas de su época, pero no lo han hecho. Todavía hoy gozan del arte contemporáneo del siglo XXI y siguen invirtiendo en artistas emergentes. Uno de sus grandes sueños era poder mostrar y acercar al público la magnífica colección que han ido creando a lo largo de los años. Así nació la idea de crear un museo. Gracias al consorcio con el Ayuntamiento de Mataró, desde 2010 la Fundación Bassat ha organizado quince exposiciones en la Nau Gaudí de Mataró y más de treinta en otros espacios, tanto a nivel nacional como internacional.
Ahora, gracias a la inestimable colaboración del Ayuntamiento de Zaragoza, podrá disfrutar de una muestra de la Colección Carmen y Lluís Bassat, compuesta por 119 obras que siguen los criterios genuinos de sus fundadores. Os esperamos en la magnífica sala de La Lonja hasta el 27 de abril de 2025.
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