El horizonte singular de Manuel Solà

El escultor barcelonés Manuel Solà, con una trayectoria marcada por la fusión de materiales y formas arquetípicas, presenta una selección de piezas que dialogan con el entorno natural del Parc dels Estanys con la exposición Horitzó Singular. Con una obra influenciada por el cubismo y el constructivismo, Solà transforma hierro, madera y piedra en figuras que evocan la memoria y el tiempo, estableciendo un puente entre tradición y contemporaneidad. En esta entrevista, el artista nos habla de su inspiración, su trayectoria y la relación de su obra con el público y el mercado actual.

Alexandra Planas Camps. ¿Nos podrías hacer cinco céntimos de la nueva exposición de escultura que presentas en el Parc dels Estanys de Platja d'Aro y cómo crees que puede influir su ubicación al aire libre?

Manuel Solà. Yo creo que es una gran idea esta plataforma para ofrecerla públicamente a la gente de a pie. Este espacio natural del Parc dels Estanys de Platja d'Aro es un lugar maravilloso, rodeado de seres vivos (aves), donde, además de pasear, la gente puede disfrutar de las obras de los creadores que exponen. En esta ocasión, presento mi trabajo escultórico titulado Horitzó Singular. En la muestra se incluye un resumen de quince piezas realizadas en 1991. El hilo conductor es mi lenguaje personal, con sus propias características, y se divide en diferentes capítulos, como si fuera un libro de literatura.

© David Borrat / EFE

APC. ¿Cuál es la idea central de la exposición y cuál ha sido la fuente de inspiración para estas obras?

MS. En esta exposición presento torsos que representan mi primera experiencia en Atenas hace unos 50 años. Concretamente, la inspiración me surgió a raíz de mi visita al Museo Arqueológico Nacional de Atenas, donde me fijé en una serie de piezas de bronce de seres muy hieráticos de la época posgeométrica, hacia 1800 a. Aquella colección me dejó boquiabierto y me despertó una gran inspiración. Cuarenta y cinco años más tarde, recordé la emoción que me provocaron aquellos torsos kouros de bronce y quise crear esta serie que ahora expongo en el Parc dels Estanys. El objetivo es reproducir el impacto que sentí en esa visita al Museo Arqueológico Nacional de Atenas. Es una emoción vibrante porque la mirada de estas esculturas es absolutamente atemporal. Creo que pocas obras de arte tienen esa atemporalidad; sólo recuerdo a una Virgen María que vi en un pueblo de Cataluña, que nunca había sido retocada y conservaba esta mirada atemporal. En resumen, mi obra se centra en la mirada profunda, la esencia del ser humano, que, a fin de cuentas, forma parte de la cosmología de la que somos partícipes y herederos.

APC. ¿Cómo percibes la evolución del mercado de la escultura en los últimos años? ¿Has notado cambios en el perfil de los coleccionistas o en cómo el público en general se interesa por esta disciplina?

MS. El desinterés por la escultura durante demasiados años ha generado un vacío en el público inversor. ¡Pero considero que la culpa no es de las instituciones! El problema se originó en los años ochenta y noventa con la masificación del mercado, cuando todo se vendía "mucho y caro". Los precios eran muy elevados y, en vez de cuidar a los coleccionistas, los acabamos explotando. Esto lo decía a menudo. Los creadores somos tan responsables como los galeristas de esa situación, y ahora estamos pagando las consecuencias. La gente "no nos hace ni caso" y no se vende nada, sólo a los inversores.

APC. ¿Cómo encaras tu trayectoria artística en los próximos años?

MS. Intento seguir viviendo con ilusión y seguir produciendo mi obra, que para mí son “pensamientos solidificados”. También intento disfrutar de la vida, de mi existencia, y ser armónico con todo lo que me rodea, a pesar de mi mal carácter (ríe).

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