El Dispensario Antituberculoso del Raval de Barcelona, diseñado por Josep Lluís Sert, Joan Subirana y Josep Torres Calvé entre 1933 y 1937, es una de las icónicas de la arquitectura funcionalista de la era republicana. Esta construcción no sólo destaca por su importancia, sino también por su papel en la regeneración urbana del Raval, un barrio que en los años treinta se identificó como una zona insalubre y muy maltratada, con una fuerte carga de problemas sociales y de salud pública. En el contexto de las políticas sanitarias progresistas de la República, el Dispensario representaba una respuesta directa a la lucha, contra la tuberculosis, una enfermedad endémica que afectó gravemente a Barcelona a principios del siglo XX. Así, el edificio se convirtió en una pieza fundamental en el proceso de higienización de la ciudad, siguiendo los principios del higienismo racionalista, que defendía la conexión entre salud y arquitectura.
Con el tiempo, la tuberculosis perdió su incidencia y el Dispensario fue reconvertido en un ambulatorio y posteriormente integrado en la red sanitaria catalana. Sin embargo, en todo momento, el edificio mantuvo su significación como símbolo de la modernidad y del progreso social. A partir de la década del 80, el Dispensario fue objeto de diversas reformas, entre ellas una intervención destacada en 1982, en la que participó el propio Sert, y más tarde, entre 1990 y 1993, una rehabilitación dirigida por Mario Corea. Esta última adaptó el edificio a las nuevas funciones de Centro de Asistencia Primaria, conocido como CAP Raval Nord. El proceso de regeneración del Raval continuaría a través del plan urbanístico Del Liceu al Seminario, que ponía en marcha las operaciones de reforma previas a los Juegos Olímpicos de 1992.
Febre de la matèria. Apropaments al Dispensari Antituberculós del Raval. Galeria Àngels Barcelona
Ahora, más de 80 años después de su construcción, el edificio sigue siendo un símbolo de la transformación de Barcelona. La nueva exposición de la galería Àngels Barcelona que reúne las obras de dos reconocidos fotógrafos, Gregori Civera y Jorge Ribalta , ofrece una mirada contemporánea al edificio ya sus múltiples capas históricas. Con dos perspectivas que aportan una reflexión sobre la evolución urbana y arquitectónica de la ciudad, así como las conexiones entre la historia de la arquitectura moderna y las cuestiones de salud pública.
Gregori Civera , quien empezó a fotografiar el Dispensario Antituberculoso en 2024, realiza una serie de imágenes con un gran interés en los cambios que el edificio ha experimentado, especialmente en lo que se refiere a su futuro. Per la seva part, Jorge Ribalta , qui ja havia fotografiat l'edifici durant obres de manteniment el 2016, ofereix una visió crítica sobre la transformació urbanística de Barcelona després del Fòrum 2004. Ribalta, conegut per la seva reflexió sobre la modernitat i les seves conseqüències en l'espai urbà, situa el Dispensari com un element central de la història de la ciutat i de la seva evolució en el context de l'arquitectura moderna i la seva relació amb les polítiques d'higienització.
Pese a los distintos enfoques, coinciden en un punto fundamental, el interés por la materialidad y la vida pública del edificio, lejos de las representaciones idealizadas de la arquitectura. Las obras de Civera y Ribalta nos permiten observar el Dispensario Antituberculoso desde una perspectiva nueva y crítica, proponiendo una reflexión sobre la arquitectura como testimonio de la historia y de la sociedad que la ha creado y transformado a lo largo del tiempo.
Febre de la matèria. Apropaments al Dispensari Antituberculós del Raval. Galeria Àngels Barcelona