Liliana Porter: el arte de la fragilidad

La obra de Liliana Porter (Buenos Aires, 1941) convierte a lo cotidiano en reflexiones poéticas que exploran la fragilidad, la acción y el paso del tiempo. Esta perspectiva cobra vida en 'Huellas y Vestigios', una retrospectiva comisariada por Agustín Pérez Rubio , que ocupa las salas del Museo Casa de la Moneda hasta marzo. La muestra, organizada en honor al Premio Tomás Francisco Prieto de Medallística que le fue concedido en 2023, celebra una trayectoria que ha consolidado a Porter como una de las voces más destacadas del arte contemporáneo latinoamericano.

La institución, que a lo largo de su historia ha concedido este mismo premio a artistas como Antoni Tàpies, Cristina Iglesias , Eva Lootz o Antonio Saura , ha querido destacar el dominio de Porter en una amplia variedad de técnicas, que incluyen desde el dibujo y el grabado hasta la fotografía y la escultura. Esta habilidad se despliega en cada una de las cinco secciones temáticas de la exposición, que recorre toda su trayectoria, desde las obras iniciales de los años 60, centradas especialmente en el grabado, hasta las más recientes, donde el artista ha experimentado con formatos como el vídeo, la instalación e incluso el teatro.

'Forty Years IIA (hand, over Line II 1973)', Liliana Porter (2013)

En palabras de I sabel Valldecabres , Presidenta-Directora General de la FNMT, "la exposición ejerce como crónica de la fuerza del trazo y la sutileza escultórica de la mejor Porter". Uno de los aspectos más singulares de la obra de Porter es su preocupación constante por explorar el límite entre la imagen y la realidad. A través de gestualidad, geometría, literatura y humor, el artista recrea pequeñas escenas que no dejan de ser episodios del día a día, transformandolos en reflexiones profundas. Sus personajes recurrentes, que dirige como actores, invitan a reflexionar sobre conceptos como la no-linealidad del tiempo o el delicado equilibrio entre fragilidad y fuerza que define la existencia. Cada obra, conceptual, simbólica y poética, invita a repensar al mundo desde una mirada tanto personal como universal.

Entre las obras expuestas, que combinan piezas emblemáticas con otras inéditas, Porter destaca una instalación de dos pequeños personajes que deshacen pacientemente una gran trama de hilos. Esta escena, llena de simbolismo, habla del desafío de hacer frente a situaciones que parecen inalcanzables, pero que se afrontan con optimismo y perseverancia. Es una metáfora de la esperanza frente a la complejidad del mundo, un tema recurrente en toda la producción artística de Porter.