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Opinión

Los museos de arqueología

Los museos de arqueología

La responsabilidad social de los museos de arqueología e historia es enorme. Hace años que estas entidades, a través de la gran multitud de actividades que organizan, se han convertido en espacios de socialización y aprendizaje para la sociedad. Y no hablemos ya de su relación con las escuelas, donde se trabaja con proyectos a medida. Los museos arqueológicos nos hablan mayoritariamente de sociedades que han desaparecido, que ya no existen. Sin embargo, por otra parte, estas sociedades son un rico campo de estudio y modelo de referencia para entender la actualidad, para reconocer procesos ya vividos y que se repiten.

Los museos comprometidos buscan generar nuevos contenidos, mostrar y explicar a través de los objetos del pasado ideas, conceptos, fenómenos, temas de vigente actualidad, creando nuevos discursos y miradas distintas a partir de la misma colección. Exprimiendo el objeto desde la perspectiva 360. Si no se hiciese bajo este concepto, ya no seríamos de actualidad, dejaríamos de ser necesarios. La arqueología es la ciencia social más próxima a las ciencias naturales, y en su objetivo de estudiar las sociedades a partir de sus objetos, sin limitarse a ningún período cronológico, se convierte en una herramienta de revisión crítica fundamental para mirar y entender el mundo sin filtros.

En un mundo cada vez más digital, podemos encontrarnos con que el objeto real deje de mostrarse, que sea sustituido por una imagen, que se aleje de la realidad, del presente, de la actualidad; esto sería inadmisible! El relato de la historia ya sólo puede explicarse desde la contrastación arqueológica, desde las pruebas que aporta la ciencia ya menudo se convierte en una revisión crítica a la historia oficial, la escrita. De ahí que hoy más que nunca el objeto del museo tenga una importancia extraordinaria. El conocimiento de la historia del antiguo Egipto es un buen ejemplo de ello. Durante años la historia de Egipto se ha contado bajo el sesgo de la documentación escrita, ya menudo los arqueólogos que trabajaban en ella dirigían la práctica arqueológica con el objetivo de confirmar la historia oficial, la historia escrita, aquella fruto de la traducción de los textos escritos por los antiguos egipcios.

Los museos deben revisar las colecciones, sobre todo aquellas grandes colecciones tempranas que a finales del siglo XVIII e inicios del XIX hacían las grandes potencias con objetos venidos de todo el mundo traídos por expedicionarios científicos o militares de carrera. Hemos heredado unas colecciones sesgadas por una mirada que ya no es la actual, donde se dejaban a un lado todas las aportaciones femeninas o se obviaba, como si no existiera, la historia de los pueblos sencillos o dominados. Con la entrada por la puerta ancha de la inteligencia artificial y la enorme cantidad de datos falsos o imprecisos que existen y que pueden nutrir la nueva herramienta digital, urge practicar una mirada arqueológica que contraste la información. Los museos, como agentes culturales, tenemos un papel de una importancia primordial. Más que nunca los museos se convierten en “actos notariales” que prueban la existencia de los diferentes fenómenos sociales a lo largo de la historia.

Los museos de arqueología Nom de la faraona Hatxepsut esborrat al costat del seu corregent Tutmès III. Llindà del Temple de Hatxepsut a Deir El Bahari, Luxor. Exemple de damantion memoriae

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