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Reportajes

La Bodega Perelada de RCR

La Bodega Perelada de RCR

La exitosa historia de los arquitectos Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramon Vilalta, los garrotxins RCR, incluye, aparte de los méritos que han ido acumulando, una obra de referencia en las comarcas de Girona, el conjunto de edificios que conforman el nuevo Celler Perelada. La obra, desde su inauguración, en 2022, es consecuencia de un largo proceso de estudio y análisis. que, sólo por este detalle, muestra la madurez de este equipo bastante valorado, tanto en nuestro país como en el conjunto de la arquitectura mundial, que culminó, en 2017, en la obtención del premio Pritzker, el más importante de la arquitectura moderna. Tuve la suerte –y el placer– de formar parte del grupo Arquitectos por la Arquitectura (AxA), que en 2022 hicimos una visita quedado en la memoria de todos como una experiencia que siempre recordaremos.

Fidelidad y rigor

Para hablar de la obra que justifica este artículo, me parece interesante analizar, como punto previo, los recorridos de la trayectoria de los RCR; su paisaje, en la geología, en la naturaleza y en el clima, conforman la manera de entender su obra. Desde estos puntos de partida, han ido trazando una trayectoria ascendente por todas partes que podría asimilarles a otros artistas que históricamente han sido fieles a sus orígenes para alcanzar la universalidad y que han trascendido en la cultura mundial.

Más allá de la materialidad

En sus primeras obras quedaba claro que el paisaje y los orígenes serían los puntos de salida, investigando sistemas, materiales, colores y naturaleza, en la búsqueda constante de un vocabulario que diera consistencia a su voluntad de expresión a través de 'un “idioma” propio; así que ellos expusieron desde siempre en sus obras el “proceso creativo” más allá de la materialidad o de las formas que formaban parte. una trayectoria superficial, porque su investigación ha estado basada en los “sistemas de interpretación” y en las respuestas a las preguntas que el tema y el lugar les pedían.

La Bodega Perelada de RCR

Bodega Perelada

En este contexto, el encargo de la nueva Bodega Perelada pasó a ser un punto culminante de todo este largo proceso y, para ello, las condiciones del encargo, el lugar y el programa, el carácter del edificio, en gran parte industrial, representaron el mejor campo de reflexión de todos los conocimientos anteriores. Una obra que podría resumir, a modo de tesis doctoral, las consecuencias finales de tantos años de voluntad de ser y la búsqueda de un mundo particular e intransferible. Intervinieron positivamente algunas circunstancias específicas que ayudaron a esta singularidad: la primera fue que el encargo, iniciado a principios de siglo, alargó las reflexiones iniciales en una medida de singular dimensión temporal que fue determinante para, en la investigación ensayada durante tantos años, provocar una relectura permanente de los objetivos, atendiendo a las propias determinaciones del cliente y los análisis del proceso industrial, así como en las aproximaciones de las estrategias del proyecto. Este hecho, que podría parecer un inconveniente, a pesar de las dificultades que añadía al proceso, fue fundamental para acotar con precisión milimétrica las determinaciones del alcance de los diferentes aspectos de la obra.

Búsqueda expandida

La segunda, también importante, fue la intervención de los expertos enólogos, liderados por Delfí Sanahuja, que determinaron la estructura del funcionamiento industrial y enológico para obtener los mejores vinos posibles hechos con las uvas procedentes de los viñedos históricos de la propiedad, en las cuales se añadió la colaboración de las ingenierías que determinaban la organización, los tipos de estructura y la necesaria calidad sostenible de todo ello. edificios no es tan necesario, determinó, en este caso, una perfecta coordinación de dichos procesos de proyecto de los RCR, dotando al conjunto de una diversificación de intenciones que repercutían en los maravillosos resultados del edificio (aparte de los vinos, muy buenos, que se producirían...) Todas estas aparentes dificultades facilitaron a los RCR el mayor conocimiento de las estrategias que el proyecto necesitaba; constataron que, aparte de unas excepciones, la mayoría recurrían al festival de formas “personalizadas” por arquitectos de nombre pero sin estrategia profunda, el camino respaldado por quedar como iconos de un momento pasajero, condenados al olvido una vez superada la inicial etapa gloriosa de su moda.

La Bodega Perelada de RCR

Identidad y sostenibilidad

Así que el proyecto, a medida que se alargaba y se hacía más diverso, lo utilizaron los arquitectos como ocasión de profundizar en la mencionada reflexión sobre la estrategia general del complejo proceso de creación del conjunto. , se enriquecía en todos los conceptos con el largo período de incubación. Querían hacer una obra contundente y permanente y con la mayor sostenibilidad. del sector de la vinificación, la producción, reserva y el embotellado, y el añadido de una serie de elementos aparentemente periféricos, que acabarían siendo esenciales, como los itinerarios de las visitas, las salas de exposiciones, la bodega de gran reserva, pero también las preexistencias: el paisaje y el edificio que integraba los antiguos trabajos agrícolas, llamado La Granja, un conjunto edificado por el arquitecto noucentista Adolf Florensa, una mezcla de neoclasicismo y arquitectura popular de fuerte impacto visual.

El paisaje como protagonista

Como siempre, la base era el paisaje, el del lugar, el del entorno y el de las largas vistas en los distintos horizontes, y la preservación de La Granja. Este inconveniente mayor se convirtió en la base para ordenar un jardín superior. que religaba la intervención en una gloriosa planta sótano, donde el espectador descubre la riqueza espacial de un recorrido de espacios extraordinarios de exposición de la historia de la bodega y de los sus paisajes, que culmina en el gran espacio de producción y reserva, una auténtica maravilla que se esconde –reverente– bajo el nuevo paisaje superior que sus cubiertas han creado. actividades más externas, transforma el espacio de recepción, de carácter casi popular, en un jardín propio de la historia del equipo, mostrando la sabiduría de integrar pasado, presente y futuro, con una propuesta con voluntad de permanencia.

La Bodega Perelada de RCR

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