Mario Praz (Roma, 1896-1982) era esencialmente un sabio. Su especialidad eran las bellas artes - Gusto neoclásico, Los seiscientos y el barroco en Inglaterra- pero también la literatura romántica y finisecular, como lo muestra este libro opulento que es La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica.
Praz tuvo la fortuna de hacerse amigo de la sofisticada y rara colonia inglesa que vivía en Florencia antes de la Segunda Guerra Mundial, y en especial de la singular escritora y crítica de arte Vernon Lee, lesbiana y sabia, que le va facilitar estancias y estudios en Gran Bretaña. Este sugerente gueto británico se refleja (aunque sin sexo, y es una lástima) en la película Un té con Mussolini, de Franco Zeffirelli. También Mario Praz final, solitario y melancólico, que vivía en un palacio con cuadros y muebles neoclásicos, inspira al profesor de la obra de Visconti Retrato de familia en interior (1974), imagen – muy elegante - que disgustó el profesor.
Conocí (1979) al viejo Praz en Roma gracias a la poeta María Luisa Spaziani, que escribía sobre La casa de la vida, uno de los notables libros de Praz, mezclando arte y biografía Tuve la suerte de que Praz me mostrara parte del palacio. , casi todo cubierto con sábanas blancas, porque el servicio ropa (natural) pero no sabe dónde vende las prendas Praz me dijo que era gafe -podría caer una lámpara o estropear el ascensor- y le gustó que yo dijera que no me importaba.
Hablamos de la excelsitud del arte barroco -recordaba la Cartuja de Granada- y del fin de siglos, bello y venenoso. Era un viejo con boina, de anticuada elegancia, conservador por distinción y odio (o desprecio) a aquello “moderno”. Al leer Antoine Compagnon, he sabido que todo estaba en Praz, quien en su Viaje a Grecia, antes de la Guerra, se atrevió a decir que esta Grecia moderna era pobre y fea.