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Exposiciones

Torres-García vuelve a la Sala Parés

Una visión integral de su trayectoria en su 150 aniversario.

'Café de París', Joaquín Torres-García (1928)
Torres-García vuelve a la Sala Parés
bonart barcelona - 03/12/24

La Sala Parés celebra desde el sábado, el 150 aniversario del nacimiento de Joaquín Torres-García , una de las figuras más destacadas del arte moderno del siglo XX. Con la exposición "TORRES-GARCÍA. Entre el Noucentisme y las vanguardias (1891-1934)", se reivindica el profundo vínculo del artista con Cataluña y su vínculo con la Sala Parés, que acogió su primera exposición el 1897. La muestra reúne alrededor de 120 obras que ofrecen una panorámica completa de su desarrollo artístico, desde los inicios marcados por Novecentismo hasta la consecución del constructivismo.

Torres-García llegó a Cataluña en 1891, con sólo 17 años, instalándose inicialmente en Mataró con su familia. Pronto se trasladó a Barcelona, donde decidió dedicarse plenamente al arte, estudiando en la Escuela de la Lonja y conectando con los círculos culturales más influyentes del momento. Las primeras obras del artista, expuestas en esta muestra, son testimonio de su formación inicial. Un ejemplo significativo es la copia de un autorretrato de Goya que abre la serie Los Caprichos, así como una composición de inspiración goyesca basada en el sanatorio mental de Salpêtrière en París. Estas piezas, con personajes marginados y escenas que sugieren un hilo de locura, conectan con el miserabilismo propio del modernismo catalán de segunda generación y el espíritu de las grandes revistas artísticas de la época que llegaban.

La relación de Torres-García con el Novecentismo fue muy importante, sobre todo por el papel central que tuvo en la decoración del Salón de San Jorge en el Palau de la Generalitat entre 1912 y 1917. Esta etapa de su trayectoria está representada en la exposición con obras preparatorias para estos frescos, que sintetizaban ideales clásicos con un fuerte componente simbólico y catalanista, como 'La Catalunya Eterna': la figura idealizada de Cataluña, encarnada en una mujer que sostiene el fuego eterno, se combina con otros elementos como el olivo, la figura de Pallas Athena y las cuatro barras del escudo de Cataluña, todo ello dentro de una composición de una gran fuerza visual. Sin embargo, hoy en día la forma en que están expuestos estos frescos en el Palau de la Generalitat altera la visión original concebida por Torres-García, ya que las alturas de los techos no permiten reproducir el diálogo entre los pilares situados en la parte inferior y las ·legorías en el luneto superior, que representaba el ideal en un mundo casi platónico.

Torres-García vuelve a la Sala Parés 'La Catalunya Eterna', Esbós pel primer fresc del Saló de Sant Jordi. Joaquín Torres-García (1912)

En 1916 marca un punto de inflexión en su obra. En ese momento, Torres-García comienza a desligarse de la rigidez teórica del Novecentismo para adentrarse en una pintura más libre e intuitiva. En esta etapa, se aprecia una clara simplificación de formas y siluetas, con un uso destacado de trazos negros para acotar contornos y dar fuerza a los elementos principales. Esta síntesis entre las influencias postimpresionistas y las vanguardias y este cambio estilístico se acentúa a partir de 1917, cuando Torres-García comienza a abordar temáticas relacionadas con la modernidad urbana con escenas llenas de dinamismo.

De su etapa en Nueva York, la exposición también incluye una selección de dibujos inéditos que sólo se habían mostrado anteriormente a una exposición llamada Trazos de Nueva York, que se presentó en la misma ciudad y posteriormente en Buenos Aires. Es la primera vez que estos esbozos pueden verse en Catalunya. Realizados en tinta, son apuntes ágiles que capturan elementos característicos de la ciudad moderna, como puentes, barcos, carros y caballos, desde una perspectiva que pone de manifiesto la atracción de Torres-García por el movimiento inherente a las ciudades.

Torres-García vuelve a la Sala Parés Miscelánea de Nueva York, Joaquín Torres-García (1920)

Entre mediados de los 20 y casi los 30, Torres-García vive una época de gran complejidad, como atestiguan sus cartas a Rafael Barradas. En éstas, revela su fascinación por el clasicismo, que considera un vehículo para conectar con un orden superior y trascendente. Al mismo tiempo, el artista desea representar la modernidad, pero no de forma mimética. Esta tensión entre el clasicismo y la modernidad le lleva a explorar influencias del cubismo ya reinterpretar obras tempranas de Picasso. Progresivamente, Torres-García desarrolla un lenguaje propio y comienza a utilizar la retícula como herramienta para congelar fragmentos de la realidad moderna en composiciones de orden superior. Este lenguaje se consolidará definitivamente a partir de 1929 con su arte constructivista. Sergio Fuentes , comisario de la exposición, subraya la importancia de todo este recorrido para entender cómo Torres-García buscó trascender la representación estética para conectar con una dimensión universal y simbólica del arte.

Torres-García vuelve a la Sala Parés 'Hombre gris', Joaquín Torres-García (1925-1926)

Al mismo tiempo, la exposición dedica una sección especial a los juguetes que Torres-García creó a lo largo de su trayectoria, que, concebidas con un fuerte espíritu pedagógico, le llevaron a fundar la Asociación del Juguete Desmontable entre los años 1917 y 1919. El valor de estos juguetes radica en su capacidad de fomentar el pensamiento constructivo fomentado en las teorías pedagógicas alemanas que ponían énfasis en el aprendizaje a través del juego y en la destrucción y reconstrucción de las piezas que permitía explorar nuevas formas.

Con el tiempo, los juguetes de Torres-García evolucionaron hacia diseños cada vez más abstractos y geométricos, culminando durante su etapa en Nueva York, donde las formas llegan a su extremo de simplificación y abstracción, como ejemplifican piezas icónicas como 'Hombre Gris'.

En definitiva, la exposición en la Sala Parés rinde homenaje al legado de Torres-García a la vez que reafirma el compromiso de la galería con la difusión y reinterpretación de las figuras clave del arte moderno. La muestra ofrece una visión integral de la evolución del artista y reivindica con énfasis la trayectoria de uno de los creadores más relevantes del siglo XX.

Torres-García vuelve a la Sala Parés 'Mujeres de pueblo', Joaquín Torres-García (1911)

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