El Museo Memorial del Exilio (MUME) acoge la exposición 'Francisco de Asís Galí: Exilio y evasión', que revela las complejidades de un artista poliédrico e influyente. Galí, a menudo relegado a un segundo plano en la historia del arte catalán, emerge en esta muestra como un símbolo de resistencia cultural y de la transformación que puede acarrear el exilio a un artista.
Francisco de Asís Galí (Barcelona, 1880-1965), dibujante, pintor, pedagogo y considerado una figura clave del novecentismo catalán, dejó un legado artístico que incluye obras emblemáticas como los frescos de la cúpula del Palacio Nacional para la Exposición Universal de 1929 y las pinturas de la Sala de Don Quijote en la Casa de la Ciudad de Barcelona. Su trayectoria pictórica empezó en el modernismo, evolucionando hacia el simbolismo y el realismo hasta abrazar las ideas renovadoras del novecentismo. Pero el estallido de la Guerra Civil interrumpió bruscamente esa trayectoria.
Durante el conflicto, Galí, como Director General de Bellas Artes de la República, lideró una de las operaciones más significativas de salvaguarda del patrimonio artístico español, protegiendo a más de 3.000 obras, entre ellas algunas del Museo del Prado, que fueron evacuadas en Suiza. Más tarde, en 1939, se vio obligado a exiliarse a Londres, donde residió durante una década.
'Vista del Tormes', Francesc d'Assís Galí (1928-1929)
Fue en esa ciudad donde su obra experimentó una profunda metamorfosis. Lejos de su Cataluña natal, Galí conectó con círculos artísticos ingleses, especialmente con la pintora surrealista Ithell Colquhoun , una amistad que marcó su arte y su vida. Su pintura se convirtió en onírica y visionaria, un universo de símbolos con santos mártires, centauros y escenas de una fantasía desconcertante.
Este cambio de estilo se hace especialmente evidente a partir de 1945, cuando su obra se aleja del realismo para adentrarse en un terreno más imaginativo. Esta evolución artística es, en gran parte, una respuesta al impacto psicológico y cultural del exilio, así como a su interacción con un mundo artístico internacional.
La exposición del MUME, comisariada por Albert Mercadé y con la curaduría artística de Artur Muñoz (Coltell estudi) , no sólo profundiza en la trayectoria artística de Galí, sino también en su periplo vital y en cómo encontró en el arte un refugio. De la misma forma, el MUME continúa con esta nueva muestra explorando la experiencia del exilio republicano a través del arte, analizando cómo los artistas fueron influidos por el desplazamiento forzado por el contexto político y por el contacto con nuevas formas de expresión y corrientes culturales.
En 2025, su figura también será celebrada en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) con la exposición complementaria 'Francesc d'A. Galino. El maestro invisible'. Esta iniciativa conjunta entre el MUME y el MNAC subraya la necesidad de reivindicar al artista, su obra y su legado, a la vez que pone de manifiesto la profunda transformación que puede implicar el exilio, convirtiendo el arte en una herramienta de resistencia y supervivencia.
'Escena religiosa, Francesc d'Assís Galí (1953)