Bajo el título 'Nadie puede compartir el sabor de la menta', la Sala URIBITARTE40 del centro BilbaoArte se ha convertido en un espacio donde el arte contemporáneo reflexiona sobre las palabras y su relación con los objetos y las experiencias, poniendo en cuestión cómo los nombres configuran nuestras percepciones y planteando si el nombrar limita o fortalece el vínculo con todo lo que nos envuelve.
Esta exposición es la primera producida en el marco de una convocatoria de comisariado impulsada por BilbaoArte, con el objetivo de proyectar a los artistas de su colección y ofrecer diferentes perspectivas sobre sus obras. El proyecto, comisariado por Iñigo Villafranca Apesteguia y Lorenzo Galgó , explora la complejidad de trabajar con una colección heterogénea a través de la analogía con la menta, una planta fácilmente reconocida por su aroma pero a la vez de difícil definición. ¿Cómo explicar el sabor de la menta sin limitar su esencia? Esta pregunta, inspirada también por la famosa reflexión de Shakespeare sobre el nombre de las rosas, guía una exposición en la que el diseño escenográfico de Mikel Ruiz y Daniel Llaría amplifican también las cuestiones planteadas por los comisarios.
Una colección heterogénea
La muestra reúne nueve piezas de artistas de la colección BilbaoArte, cada una con un enfoque que pretende ir más allá del simple etiquetado y que muestra esta característica diversidad de la colección abordando diferentes perspectivas que replanteen las conexiones que tenemos con los materiales y las narrativas.
Martí Madaula , con 'First and last sentence', explora el juego y el azar en la escritura a través de la disposición de balas sobre papel, convirtiendo el proceso creativo en una especie de metáfora. En 'Trebedé', de Ander Pérez Puelles , el movimiento de la cámara ligada a un palo transforma el gesto en una herramienta de significación artística.
Este diálogo entre el arte y lo cotidiano, con el objetivo de desjerarquizar ambos conceptos, también está presente en piezas como el vídeo 'X-5-75' de Miguel Alejos , que juega con el simbolismo de una esclava grabada con el su nombre, o las fotografías de José Jurado, 'No somos ni de aquí ni de allí', que relatan visualmente un viaje de Extremadura a Euskadi, cargado de memoria cultural. Asimismo, 'Ya ha salido el sol' de Sofía Montenegro invita a una escucha profunda durante un paseo, elevando esta cotidianidad a una dimensión más contemplativa.
'No somos ni de aquí ni de allí', José Jurado (2015)
En el ámbito de la especulación, 'Sin título' de Usoa Fullaondo y 'Suelos' de Milena Rossignoli plantean escenarios alternativos que desafían los límites de lo que consideramos tangible. Estas obras abren la puerta a imaginar nuevos paisajes y texturas, en un ejercicio que busca dar al mundo una forma distinta, más allá de las convenciones establecidas.
Por último, las piezas de Maider Aldasoro y Gorka Eizagirre reflexionan sobre la relación entre funcionalidad y estética. 'Flor' se presenta como un banco de seda que parece demasiado frágil para ser utilizado, mientras que 'Sin título' combina la robustez del hierro con una cotidianidad que ha servido, durante años, como asiento para los visitantes de BilbaoArte.
En definitiva, la exposición, que se podrá visitar hasta el 2 de febrero, se presenta como un ejercicio de introspección sobre la forma en que nos relacionamos con las obras de arte y el mundo. Al mismo tiempo, es también una manera de reafirmar el compromiso de BilbaoArte con sus artistas.
'Flor', Maider Aldasoro (2022)