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Exposiciones

Arranz-Bravo: ¡Enjoy life, if you can!

Una exploración de su obra como extensión de su propia vida.

'Baba, baber, barbi, barbituri', Eduard Arranz-Bravo (1968). © Fundació Arranz-Bravo
Arranz-Bravo: ¡Enjoy life, if you can!

La obra de Eduard Arranz-Bravo es un reflejo visceral de una forma de entender el mundo, y esto es lo que pretende poner de manifiesto la exposición Arranz-Bravo: Enjoy life, if you can!, que se inauguró ayer, 28 de noviembre, en la Fundación Arranz-Bravo.

Comisariada por Pilar Parcerisas , la muestra quiere ser un relato profundo que conecte al artista con el espacio que le vio crecer como creador: su casa y el estudio en Vallvidrera. Este entorno, diseñado por el arquitecto Lanfranco Bombelli ii posteriormente complementado por el estudio Garcés-De Seta-Bonet , no sólo era un lugar físico, sino una extensión simbólica de su geografía emocional. En este contexto, la Fundación Arranz-Bravo rinde homenaje al artista en el primer aniversario de su muerte, estableciendo un diálogo entre su obra y su vida.

Las palabras de Arranz-Bravo recogidas en el libro Desde dentro, de Jordi Garrido , encapsulan perfectamente el espíritu de la exposición, poniendo de manifiesto que la vida y el arte son inseparables Esta idea se materializa con fuerza a través de dos disciplinas centrales en su producción: el dibujo y la escultura, en las que se aprecian las pulsiones más primarias y las reflexiones más profundas del artista.

El dibujo ocupa un lugar esencial en la exposición, con 74 piezas que abarcan un amplio espectro de su trayectoria, desde los años 60 hasta la serie 'Eddie Loves' del año 2020. En estas obras, Arranz-Bravo construía narrativas que reflejaban las tensiones, emociones y pensamientos que le definían. A través del dibujo, el artista exploraba su universo personal con una gramática que, pese a evolucionar, nunca perdió su singularidad.

Por otra parte, la escultura revela una faceta más cruda y esencial de su obra. Extraídas de su casa y de su jardín, las piezas escogidas muestran la conexión directa del artista con la naturaleza y el entorno cotidiano. sus esculturas son, en esencia, parte de su proceso de comprensión del mundo y de sí mismo.

La exposición, que podrá visitarse hasta febrero, evidencia el espíritu de Arranz-Bravo y su manera de vivir intensamente, una forma genuina de rendirle homenaje.

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