Juana Francés: una vida a través del arte

Pese a la rigidez académica y moral del panorama cultural español durante la dictadura franquista, Juana Francés (Alicante, 1924 – Madrid, 1990) emergió como una de las voces únicas dentro de un mundo artístico donde los referentes femeninos eran prácticamente inexistentes. Vinculada a los círculos de la vanguardia madrileña de los años cincuenta, Francés marcó un hito en la renovación plástica del momento, reivindicando y evidenciando, como otras muchas mujeres artistas han hecho a lo largo de la historia, la lucha constante de una mujer en un contexto hostil dominado por los hombres.

El IVAM ha querido reivindicar su figura coincidiendo con el centenario de su nacimiento y cuestionar el lugar que se le ha asignado en la historia del arte. La muestra, que podrá visitarse hasta marzo, concluye su itinerancia, ya exhibida en el IVAM Alcoy y el Centro Niemeyer de Avilés .

La trayectoria artística de Juana Francés podría dividirse en cuatro etapas bien diferenciadas, que no siguen un orden cronológico en la muestra, sino conceptual, subrayando su dualidad creativa: entre la figuración y la abstracción, la crítica social y la fuerza matérica. En una primera etapa, a principios de los años 50, su obra figurativa italianizante evoca el silencio y la incomunicación de la posguerra española, influida por el arte italiano del Novecento. Pinturas llenas de figuras geométricas, maternidades y retratos femeninos sin boca se convierten en metáforas visuales del retraimiento y la angustia.

'Maternidad con caballos', Juana Francés (1952). © MNCARS Madrid

Más adelante, ya inmersa en la abstracción informalista, formó parte del grupo El Paso , del que se distanció por la infravaloración de su arte debido a su condición de mujer. Durante este período, exploró las texturas, los colores sólidos y materiales como la arena, anticipando la expresividad matérica que la caracterizaría años después.

Sin embargo, el bloque más crítico de su producción se encuentra en la serie 'El hombre y la ciudad' (1963-1979). Aquí, el artista denuncia la opresión del hombre moderno en un entorno industrializado y deshumanizado. Sus obras, llenas de objetos hallados y materiales diversos, ponen de manifiesto la tensión entre los avances tecnológicos y el deterioro de la condición humana. A través de este lenguaje, Francés se rebela contra la soledad, la alienación y el consumismo desmedido y muestra un mundo en el que la máquina se convierte tanto en salvación como en condena.

En sus composiciones, los soportes cargados de objetos hallados —piedras, ladrillos, monedas, cerámicas— hacen referencia a lugares y costumbres de la geografía española, como las casas alicantinas o los trabajos agrícolas, resaltando la fusión entre el hombre y los vestigios de su entorno.

'Homenaje a Juan Gris', Juana Francés (1963). © MACA

Hacia los años ochenta, ya en la fase final de su obra, el artista volvió a la abstracción. Inspirada por el cosmos y las profundidades marinas, Juana Francés jugó con formas geométricas simples como el círculo y el rectángulo, traduciendo al soporte el movimiento y las texturas con una renovada experimentación matérica. Se ve claramente en series como 'Fondos submarinos, cometas y escudos' (1980-1990).

Con más de 130 piezas —entre pintura, escultura, grabados y dibujos— provenientes de instituciones como el IVAM , el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante , el Museo Reina Sofía y el Instituto Aragonés de Arte Contemporáneo Pablo Serrano , esta exposición también incluye obras inéditas que nunca habían sido expuestas.

Es un acercamiento a su figura a través de archivos personales y reflexiones, un homenaje a su trayectoria y un llamamiento, una vez más, a reconsiderar el papel de las mujeres artistas en la historia y valorar sus aportaciones como indispensables.

'Estructura', Juana Francés (1977). © Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofia