La Asociación Catalana de Crítica de Arte (ACCA) y la Plataforma Asamblearia de Artistas de Cataluña (PAAC) han expresado su desacuerdo con las condiciones establecidas en el concurso de dirección del Centro de Arte Contemporáneo Fabra i Coats (CAC) de Barcelona, convocado por el Institut de Cultura de Barcelona (ICUB). Tras un análisis detallado de las bases, las entidades han detectado múltiples deficiencias, algunas de carácter grave, que ponen en duda la transparencia y la justicia del proceso.
El modelo de contratación propuesto perpetúa una situación de precariedad laboral que ya afecta a otros centros de arte contemporáneo gestionados por el Ayuntamiento, como La Capella y La Virreina. Este sistema, basado en contratos de prestación de servicios para trabajadores autónomos, imposibilita establecer proyectos a largo plazo y refuerza su inestabilidad. En el caso del CAC, la propuesta de contrato es por dos años, sin opción de prórroga, lo que dificulta aún más la articulación de una dirección sólida y de calidad.
A esta carencia de continuidad se añade la insuficiencia de garantías sobre los recursos disponibles. Las bases del concurso no especifican ni el presupuesto asignado ni el equipo con el que contará la futura dirección. Esta indefinición genera incertidumbres sobre cómo podrán cumplirse funciones tan ambiciosas como la coordinación territorial en el área metropolitana. Asimismo, la relación con otras instituciones, como el MACBA, o con los centros integrados en el Sistema Público de Equipamientos de Artes Visuales (SPEAV), no queda clarificada, dificultando la planificación de objetivos a largo plazo.
'Substrat comú. Una nova arqueologia de la matèria'. © CAC Fabra i Coats
El proceso de selección también ha sido cuestionado fuertemente. La ausencia de un baremo de valoración detallado fomenta la arbitrariedad y la carencia de legitimidad en los resultados. Los plazos para la presentación y desarrollo de proyectos son extremadamente cortos y poco realistas, y no se ha previsto ninguna compensación económica para los proyectos finalistas . La falta de transparencia se ve agravada por la no revelación de los miembros del jurado y por la inexistencia de garantías sobre la confidencialidad de los candidatos y sus proyectos. Esto se suma a que no se considera imprescindible tener una titulación específica vinculada al cargo, una decisión que minimiza la relevancia de la experiencia académica en un equipamiento público de esa envergadura. Asimismo, cabe destacar que, al tratarse de una posición vinculada a una institución pública, es inaceptable que se limite la posibilidad de recurrir las bases al ámbito judicial, obviando los mecanismos de recurso administrativo que deberían estar garantizados en este tipo de convocatorias.
Las entidades han pedido al ICUB que reconsidere el concurso de forma urgente y que adapte el proceso a los estándares recogidos en el Código de Buenas Prácticas para Concursos de Dirección. Además, han reafirmado su disposición a colaborar para diseñar una nueva convocatoria que asegure unas condiciones dignas y transparentes, valorando la importancia del CAC como centro de referencia para el arte contemporáneo en Barcelona y en todo el país.
Este conflicto pone de manifiesto la necesidad de repensar la gestión de los centros de arte municipales para garantizar su sostenibilidad, su calidad y su compromiso con la comunidad artística.