By invitation, Fundación Hortensia Herrero y Mirolandia 2025

Los diálogos —socráticos o no— sirven para muchas cosas, para preguntar, para aprender, para reconocer, para… El pasado jueves, 7 de noviembre, me encargaron —quizás insensatamente, las amistades son así (gracias, Carlos Duran; gracias , Enrique Lacalle)— de conducir uno. Fue con la directora de la Fundación Hortensia Herrero –sí, la fundación es gracias a la vicepresidenta de Mercadona, la esposa del empresario Juan Roig. La directora, Alejandra Silvestre, vino para presentar un poco las líneas de actuación de esta entidad, que está ubicada en un magnífico espacio —el Palau de Valeriola— en la ciudad de Valencia y que se inauguró el 11 de noviembre del pasado año. Antes del inicio del acto, recordamos con unas palabras la tragedia de las inundaciones para pasar posteriormente al coloquio. Enseñamos unas imágenes de este espacio de exposición permanente -no hay exposiciones temporales- y que ha costado seis años de obras y 40 millones de inversión. Las obras al cuidado de una de las hijas de la familia Roig, de profesión arquitecto -Amparo Roig-, y que también es miembro, como sus hermanas, del patronato de la fundación.

La conversación se enmarcaba dentro de los actos que se están produciendo durante estos días en la feria 'By invitation', que acaba hoy mismo; una iniciativa de arte dentro del Círculo Ecuestre de Barcelona —que tampoco podríamos llamarlo del lugar más de vanguardia de la ciudad, pero por unos días este magnífico edificio, la Casa Pérez Samanillo, creada por Joan Josep Hervás a principios del siglo XX , lo acaba siendo. Un evento capitaneado por el presidente del Círculo, el siempre hiperactivo Enrique Lacalle, un amante del arte que intenta que Barcelona nunca pierda su empuje artístico, galerístico y cultural. Lo ha hecho durante años con las ferias, como el Salón del Automóvil, y desde la política, y ahora lo hace desde hace años con los temas artísticos.

El hecho es que, bajo la mirada atenta -lo eso parecía- de más de una treintena de personas, pusimos en marcha un diálogo con la directora de la Fundación, que puso de relieve el modus operandi de la entidad, que dispone de una colección envidiable de autores internacionales, y también una apuesta por los creadores de proximidad: Valencia y toda la región. La fundación cuenta ya con una veintena larga de trabajadores y Javier Molins ejerce la dirección artística como asesor externo del nuevo centro. Silvestre puntualizó que si bien Molins ha estado desde 2013 junto a la fundación -que se fundó en 2012- y ha ayudado a poner un buen rumbo de la colección con obras como Jaume Plensa, Olafur Eliason, Cristina Iglesias o Mat Collishaw, entre otros, siempre es la propia Hortensia quien marca de forma personal las compras.

Alejandra Silvestre i Ricard Planas.

Y una vez terminado el diálogo, encaminamos hacia otra charla del By invitation, en este caso conducida por Sergio Vila-Sanjuán y con la participación de la presidenta de la Fundación Miró, Sara Puig, y de su director, Marko Daniel. Presentaban un resumen de lo que serán los actos de celebración de los 50 años de la creación de la Fundació Miró, cuando Barcelona era un desierto en arte contemporáneo. Se habló de la importancia del Espai 13 para jóvenes creadores -un trampolín para muchos artistas-, de la programación durante todos estos años, de lo que representa la presencia de Miró en la ciudad de Barcelona (mural de cerámica en el aeropuerto, escultura monumental Mujer y pájaro en la plaza Joan Miró y el mosaico en la Rambla de les Flors, inaugurado en 1976). Total, irónicamente hablando, la presidenta de la Fundación -vehemente en la defensa del valor del artista- fue muy aguda cuando tachó a Barcelona como "Mirolandia", ¡una maravilla de potencial! Pero a esta potencia había que añadir el triángulo mironiano -también tenemos la suerte de tener el daliniano- entre la Fundación Miró de Barcelona, la Fundación de Palma -ahora bien dirigida por Antònia Maria Perelló- y Mas Miró, la casa familiar de el artista en Mont-roig del Camp. También se habló de uno de sus mejores coleccionistas japoneses y de la colección de Miró en Serralves (Porto - Portugal). Y ya para terminar, una reivindicación -aún recuerdo cuando la hacía el amigo Eduard Carbonell (exdirector del MNAC)- dirigida al Ayuntamiento de Barcelona: a ver si se consigue señalizar mejor la montaña de los museos y poner de una vez la etiqueta de bus cultural en la línea 150 para ayudar a hacer llegar a más ciudadanos y ciudadanas hasta la montaña mágica, el olimpo artístico y cultural de la ciudad de Barcelona, una de las capitales mundiales del arte gracias a la potencia de sus creadores e instituciones.

Sara Puig, Sergio Vila-Sanjuán i Marko Daniel.