'Refugios-Diarios (Lerro Galduak)' de Joxerra Melguizo puede definirse como una cartografía poética del taller, una inmersión en la sinceridad de la práctica artística diaria. Melguizo transforma su obra en un diario visual de trazos, símbolos y una peculiar poética de residuos materiales. Aquí, el artista busca rastrear su experiencia íntima y el eco de su trabajo de taller, que se despliega en formas abstractas, colores y fragmentos de imágenes.
Hasta el 9 de febrero, en el Artium Museoa de Vitoria-Gasteiz, este recorrido por la última década creativa de Melguizo se organiza como una cartografía de su obsesión por el proceso. La pieza central de la exposición es una impresionante instalación mural compuesta por cerca de un millar de dibujos y pinturas sobre mesa. Este mural, que se extiende casi 30 metros de largo y cuatro de alto, funciona como mapa en el que cada obra, en lugar de seguir una ubicación lineal, se coloca por afinidades emocionales y narrativas no explícitas.
El origen de esta propuesta expositiva se encuentra en una conferencia que Melguizo ofreció en 2019, invitado por el museo para hablar de su obra. En aquella ocasión, el artista compartió cómo ciertas circunstancias personales le habían apartado de su rutina diaria en el taller, una pausa involuntaria que duró casi cuatro años. Este período de inactividad se rompió por una necesidad imperiosa de crear, de sentirse vivo a través del proceso artístico. Al final de la conferencia, Melguizo mostró al público los cuadernos de dibujos y apuntes que había acumulado durante ese tiempo, junto con una gran serie de pinturas sobre mesa que sugerían una especie de diario visual: un lenguaje propio hecho de símbolos, de exploraciones y reflexiones sobre el color y la línea.
'La medida del espacio III', Joxerra Melguizo (1997-2004)
Desde la práctica, Melguizo parecía estar construyendo alguna cosperseguir una pera más que una obra; creaba un método que le permitía mantenerse en la labor de hacer arte. Lejos de perseguir una perfección formal, empezó a documentar episodios de su día a día, así como los sentimientos y símbolos que les acompañaban.
La exposición también incluye una pieza clave, "La medida del espacio III", en la que Melguizo confronta la naturaleza con la medida humana. Además, se presenta una selección de objetos de archivo del fallecido espacio CM2, un proyecto que el artista inició en los años 90 con la colaboración de Carmen López Castillo y Emilio Melguizo. CM2 fue mucho más que una galería: fue un espacio de conspiración colectiva, un punto de encuentro para las nuevas propuestas de arte contemporáneo en Vitoria-Gasteiz.
A lo largo de su carrera, Melguizo ha consolidado una voz singular que desafía a las estructuras de poder en el sistema del arte, tanto en términos institucionales como sociales, uniendo la estética con el compromiso social. En una de sus grandes pinturas, Melguizo rinde homenaje a la imagen icónica del bajista de The Clash, Paul Simonon, rasgando su bajo en el Palladium de Nueva York. Esta referencia se convierte en una declaración de intenciones: su arte es también un acto de rebelión, una interpelación social y política, que encuentra resonancia en los ecos de Oteiza, Beuys y primeros punks del País Vasco.
La obra de Melguizo propone un retorno al taller como espacio de resistencia, como refugio personal donde la creación se convierte en una forma de sobrevivir y desafiar el orden establecido.
Cartells, arxiu de la galeria CM2.