Lo que en otros tiempos fue un hospital para clérigos enfermos ahora resurge con una función distinta. Las paredes del antiguo Hospital de Sant Saver, situado en la calle Palla de Barcelona, se han transformado en un espacio artístico insólito que da nueva vida a las historias que han dormido entre sus muros durante siglos, convirtiéndose en la nueva sede de la colección Casacuberta Marsans.
La rehabilitación de este singular edificio, que preserva una de las pocas fachadas renacentistas de la ciudad, fue encomendada al equipo de arquitectos encabezado por Jordi Garcés, conocido por proyectos como la ampliación del Museu Picasso, junto con Daria de Seta y Anna Bonet. Su trabajo ha implicado una intervención cuidadosa y respetuosa con la historia del lugar, recuperando el valor patrimonial después de décadas de reformas que habían deteriorado su esencia original. Uno de los elementos más destacados es la escalera de chapa metálica perforada que enlaza los tres niveles del edificio, actuando a la vez como una estructura que permite observar la colección desde diferentes perspectivas.
Las obras de arte encuentran su espacio en las estancias de mayor relevancia histórica y patrimonial de este antiguo recinto hospitalario: la propia iglesia, las salas anexas y la cripta subterránea, donde la colección se integra con la estructura arquitectónica .
Antic hospital de clergues de Sant Saver. © Garcés - De Seta - Bonet Arquitectes
El Hospital de Sant Saver mantuvo su función de acoger a enfermos hasta 1925, cuando los últimos pacientes fueron trasladados al Seminario Mayor de Sacerdotes Retirados, en el barrio de Les Corts. Durante los años posteriores, este espacio singular fue testigo de diversas actividades, alojando primero el anticuario Agustín Mendoza, después la librería Puvill, una pensión conocida como la Pensión Burdeos, y una bodega de vinos. Aunque en el 2006 estaba previsto que se convirtiera en un hotel, las obras se paralizaron tres años después a causa de un escándalo de corrupción urbanística. Finalmente, fue adquirido por la familia Casacuberta, quien ha impulsado su recuperación y conversión en un centro cultural, con el objetivo de transformarlo en un sitio dedicado a la investigación y punto de confluencia para los profesionales de las artes.
La exposición ofrece una selección meticulosa de 50 obras, una muestra representativa entre las más de 300 piezas que componen la colección Casacuberta Marsans. Entre ellas, encontramos a grandes maestros de la pintura española de finales del siglo XIX y principios del XX, vinculados al pensamiento regeneracionista de la Generación del 98 ya la España Negra, así como piezas del arte medieval de la Corona de Aragón y de la pintura que introdujo el arte moderno en el siglo XX. Su inauguración este martes 5 de noviembre, con visitas a partir del 11 de noviembre, redefinirá el panorama artístico de la ciudad y ofrecerá una oportunidad única para conocer parte de un patrimonio poco conocido.
Las obras construyen un mosaico de la historia artística de la península. Destacan, entre ellas, piezas notables como la mesa central de un retablo que representa San Juan Bautista y San Juan Evangelista, posiblemente realizada por Lluís Borrassà o Gerau Gener , y procedente del Monasterio de Santes Creus. Completan esta selección gótica otras tablas como la Santa Lucía de Joan Mates y el Tríptico de la Lamentación, atribuido al Maestro de la Leyenda de Santa Lucía . También se pueden admirar obras únicas del barroco español, incluyendo pinturas de Luis de Morales y Mateo Cerezo . Además, un retrato de Ramon Casas titulado Examen de conciencia (1890) y otras figuras de Joaquim Sunyer añaden una mirada personal y humana. En la pintura moderna, resalta un misterioso retrato de un gitano de Isidre Nonell , un escenario invernal de Rusiñol durante su etapa en París, así como obras que captan la esencia de la época: El niño tonto de Carlos Sáenz de Tejada , La bordadora de María Blanchard , Jugadores de billar de José Togores y El Lechuga de José Gutiérrez Solana .
Este nuevo espacio celebra el talento artístico de los últimos siglos y la selección de obras traza un recorrido que es tanto una crónica visual como un homenaje a un pasado rico en matices.
'La brodadora', María Blanchard (1925-29126)