El Palau de la Música Catalana, en el marco de su temporada 2024-25, hace hincapié en la temática del heroísmo en la música, a través de una colaboración estrecha con el artista invitado de este año , Bill Armstrong. Su exposición, 'Héroes y antihéroes. Una aproximación humanista', conecta profundamente con el hilo conductor de esta temporada, ya que reflexiona sobre los arquetipos del héroe y el antihéroe, figuras que también están presentes en la narrativa musical que el Palau quiere explorar. A través de los conciertos programados, se hará hincapié en los grandes héroes de la música, figuras que han superado adversidades o que, con sus composiciones, reflejan la grandeza humana ante sus retos.
Las obras de Armstrong, que pueden verse en el Foyer del Petit Palau hasta el 15 de diciembre, ilustran la campaña gráfica de la temporada, subrayando los valores humanos que la música evoca: la lucha, la resistencia, la fragilidad y la superación. Estos elementos están presentes tanto en los héroes como en los antihéroes de la historia. A través de su estilo característico, Armstrong expresa estas cualidades con un uso sutil del collage y del desenfoque, creando figuras humanas que, pese a estar difuminadas ya menudo careciendo de rasgos definidos, retienen la fuerza de su gesto y la esencia del momento.
'Reinassence 1067', 2018
“En mis obras, el proceso es central: tomar imágenes, cortarlas, colorearlas, difuminarlas, y, mediante el collage, se convierten en algo más espiritual”, explica Armstrong. Este proceso es especialmente adecuado para expresar el carácter dual del héroe y el antihéroe, ya que sus obras muestran personajes que, pese a su apariencia inestable y borrosa, transmiten con intensidad una idea de fuerza interna y conflicto personal. Sus figuras evocan escenas clásicas, bíblicas o mitológicas, pero desprovistas de su claridad habitual, con un toque contemporáneo que refuerza la idea de fragilidad y soledad.
La selección de obras expuestas incluye series como 'Renaissance', 'Figure' o 'Portrait'. En éstas, Armstrong aborda la magnificencia y serenidad de las figuras clásicas hasta la inestabilidad emocional y el aislamiento de los antihéroes contemporáneos. Su uso del color es fundamental para esta exploración: tonalidades vivas y contrastantes que parecen dar vida a figuras que, aunque desdibujadas, expresan un movimiento latente, una energía que recuerda la misma pasión que se vive en la música.
En cuanto a su trayectoria, Bill Armstrong, nacido en Concord (Massachusetts) en 1952, es un artista de reconocimiento internacional. Su obra ha sido exhibida en museos como el Philadelphia Museum of Art, el Houston Museum of Fine Arts y el Getty Center, entre otros. Graduado en historia del arte por la Universidad de Boston, Armstrong ha construido una carrera marcada por la constante experimentación con la fotografía y el uso innovador del desenfoque, que le ha permitido explorar la relación entre la identidad humana y el color.
Bill Armstrong al Foyer del Petit Palau. © Toni Bofill