Barcelona a menudo queda en un segundo plano cuando pensamos en Salvador Dalí, eclipsada por su asociación con Cadaqués o Figueres. Sin embargo, la exposición "La Barcelona de Dalí. Un itinerario fotográfico", que puede verse en el Museo Diocesano de Barcelona, invita a redescubrir una relación profundamente arraigada entre el genio surrealista y la capital catalana. Esta muestra, organizada para conmemorar el 120 aniversario del nacimiento de Dalí, explora sus vínculos personales y artísticos con la ciudad y permite pasear por una Barcelona desconocida donde vivió Dalí.
La exposición, disponible hasta el domingo 1 de diciembre, recoge alrededor de 120 fotografías, muchas de ellas obra de fotoperiodistas locales como Postius, Sáenz Guerrero, Carlos Pérez de Rozas, Brangulí, Sans Condeminas, Català Roca y González Albiach . Estas imágenes captan momentos claves de la vida de Dalí en Barcelona, desde su primera exposición en la ciudad en 1922 hasta entrados los años setenta.
Barcelona supuso una etapa fundamental en la trayectoria artística de Dalí. Aunque la ciudad no cuenta con ninguna calle o plaza dedicadas a su figura, su conexión con Barcelona fue profunda y constante, desde su infancia, marcada por la influencia barcelonesa de su madre, Felipa Domènech, hasta el su reconocimiento internacional. Dalí vio en Barcelona su puerta de entrada hacia la gloria artística. Fue también un defensor incansable de la obra de Gaudí, contribuyendo a su difusión a nivel mundial a través de revistas tan prestigiosas como Minotauro, Vogue, Flair o Paris Match. Sus artículos y conferencias situaron a Barcelona como uno de los epicentros del modernismo, con Gaudí como figura central de este movimiento.
Dalí i Puig Palau a una cursa de braus.
A través de un recorrido que recrea la planimetría de la ciudad, la muestra nos lleva por los espacios emblemáticos vinculados a Dalí: desde el Ateneo hasta el hotel Ritz, pasando por los restaurantes que solía frecuentar y por los lugares que fueron testigos de su pasión por el fútbol, los toros y el flamenco. Estos lugares, que formaban parte de la vida diaria y social de Dalí en Barcelona, adquieren una nueva dimensión a través de las imágenes, documentos y manuscritos que acompañan a la exposición.
Entre estos materiales, destacan manuscritos inéditos de Dalí y su gran amigo Federico García Lorca, además de carteles, libros, revistas y otros documentos procedentes de archivos como la Biblioteca de Catalunya y la Fundación JV Foix, que contextualizan la vida de Dalí en Barcelona y ofrecen una visión más íntima de su figura.
Más allá de las paredes del Museo Diocesano, la exposición ofrece también un mapa con los puntos clave de la relación de Dalí con la ciudad, como el Restaurante Via Veneto, donde a menudo se reunía con Gala y otras personalidades del mundo del arte , rodeado de lujo y alta cocina francesa. También encontramos el Salón Llongueras, donde Dalí hizo una entrada ruidosa intentando romper el cristal con un martillo durante la inauguración del salón, marcando el inicio de su amistad con Lluís Llongueras. Además, espacios como el Park Güell y La Pedrera fueron escenarios habituales para el artista, que encontraba inspiración en la obra de Gaudí. Otros sitios incluyen la Masía de Can Planes, el Recinto Modernista de San Pablo y el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, lugares que forman parte de esta Barcelona daliniana.
Con 'La Barcelona de Dalí', el Museo Diocesano evidencia que Barcelona fue un escenario fundamental en la vida y obra de uno de los artistas más importantes del siglo XX.