Miguel Marcos abrió su primera galería en Zaragoza (1981), después en Madrid (1987) y más tarde en Barcelona (1998). Su indiscutible trayectoria como galerista destaca por el compromiso con la transmisión y preservación del legado artístico de Joan Brossa, su obra transversal y multidisciplinar atrajo a Marcos por la poética de un lenguaje que adquiere una forma tangible.
A través de su galería, ha organizado exposiciones que han dado visibilidad a las creaciones de Brossa, conocido por el arte conceptual de su poesía visual y escénica. Gracias a este trabajo conjunto, Marcos ha jugado un papel clave en la difusión de la obra de Brossa en el mundo del arte contemporáneo, vinculando su obra con corrientes internacionales y consolidando así su importancia en diversas disciplinas artísticas.
Ricardo Planas Camps. Desde mediados de los noventa, la actividad de Joan Brossa relacionada con su obra plástica se intensifica: realiza muchos de sus Emplazamiento y obras de integración en la arquitectura, así como exposiciones y participaciones en eventos internacionales ligados a la arte contemporáneo. ¿Por qué cree que fue así? ¿Cuál considera que fue el punto de inflexión en la proyección de su obra?
Miguel Marcos. Coincide con la época en la que Brossa inicia su relación con la galería. Pero esto no tiene que ver sólo con su obra, sino con el trabajo de la galería y su interés por explorar opciones que permitan más visibilidad de los artistas que representa. A lo largo de estos años, hemos logrado proyectar su obra a una audiencia más amplia y consolidar su posición como figura destacada a nivel internacional. Aportar al artista la posibilidad de sentirse más seguro ayuda a que emprenda proyectos de mayor envergadura. Desde 1992 hemos realizado exposiciones en las diferentes sedes de la galería. Cuando decidimos abrir en Barcelona, en 1998, inauguramos con 'BROSSSSA cuatro emplazamientos'. La exposición que tuvimos el pasado otoño, 'Brossa. Arte expandido', demuestra que este recorrido está lejos de terminarse. El hilo conductor de 'Art expandit' lo constituye un inmenso mural elaborado con las reseñas y los ensayos periodísticos, recopilados desde 1992, que narran la historia del vínculo de la galería con el poeta a partir de los medios de comunicación. La participación de su obra en las ferias más importantes del mundo a través de la galería, ha sido constante: Arte Basel, ARCO, la FIAC, Arte Colonia, Arte Chicago, Arte Lisboa, CIGE en Pekín...
Pero también hemos efectuado innumerables colaboraciones institucionales para dar a conocer su obra. Entre ellas, su intervención en el pabellón español de la 47 Bienal de Venecia, en 1997, y en el Museo Fridericianum de Kassel, en 1998, en el contexto de la Documenta 7. Exposiciones retrospectivas en la Städtische Galerie Göppingen, de Alemania ; en la Konsthallen Gotteburg, de Suecia; en el Instituto Cervantes, de París; en el Museo Carrillo Gil y en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, ambos en México; en el Palacio de Revillagigedo, de Gijón; en el Centro Niemeyer, de Avilés; en los Institutos Cervantes de Pekín, Shanghái y Cantón... y, más recientemente, en el CEART de Fuenlabrada, para celebrar el centenario de su nacimiento, incorporando las diversas facetas de la actividad artística de Brossa, como el teatro, el cine, la música o la magia.
En el IVAM, en 1997, se presentó una gran exposición retrospectiva de su poesía visual y de sus libros de artista, publicando una monografía de la obra gráfica razonada. Relevante es la muestra itinerante que se generó en la Sala de Exposiciones de la Diputación Provincial de Huesca en 1992, que después realizó un periplo por Vitoria, Logroño y Murcia. Lo menciono porque fue la primera itinerancia por el territorio español que programamos de su obra y porque la galería apuesta, no sólo por los circuitos habituales, sino también por hacer llegar la obra de arte contemporáneo a todas las regiones del país ya audiencias que tal vez no tengan acceso a los principales museos.
'Joan Brossa entre papers', Galeria Miguel Marcos (2023)
RPC. Sin embargo, Brossa parecería un creador en las antípodas de la línea expositiva de la Galería Miguel Marcos. ¿Cómo encaja su obra dentro del proyecto de la galería?
MM. Ciertamente, desde 1981, en que inicié mi proyecto en Zaragoza para después abrir su sede en Madrid, en 1987, y en Barcelona, en 1988, la pintura ha sido mi reto personal. Aposté por pintores de mi generación, los artistas que he expuesto bajo la denominación de 'Los años pintados'.
Juan Manuel Bonet lo definía como "el combate por la pintura", sobre todo en una época en la que el arte conceptual, la performance y el videoarte estaban copando el panorama artístico. Pero también es verdad que siempre me ha interesado incorporar otros debates en la escena plástica, viendo la obra de arte como "poética" de las formas, de los colores, del propio espacio.
Dentro de esta sed de formación e información que siempre he tenido, en una época leía mucha poesía: Antonin Artaud, Paul Eluardo, André Breton, Boris Vian, los beatniks, que marcaron mi generación, muchos de ellos con una obra multidisciplinar. En Brossa le conocí primero como poeta y, al igual que todos los que he mencionado antes, era y es principalmente poeta. Él mismo decía que no le gustaba que le llamaran "artista", que artistas lo eran las folclóricas.
RPC. ¿Cómo se gestó la exclusividad entre la Galería Miguel Marcos y Joan Brossa?
MM. En el arte me interesa la conjunción entre la plástica y la poesía, por eso su obra me atraía con fuerza. Aunque muchos no sepan, en mi juventud, durante un tiempo, realicé obras que se encontraban en el mundo de la poesía visual.
En concreto, que la galería asumiera la exclusividad de su obra fue iniciativa del propio Brossa y de Pepa Llopis. En 1996 apoderaron a la jurista y coleccionista Mirentxu Corcoy para que representara su obra, en el sentido más amplio, y se cedió la gestión comercial a la galería.
RPC. Después de tres décadas dedicadas a difundir la figura de Joan Brossa, ¿considera que todavía hay aspectos pendientes o áreas específicas que puedan recibir más atención?
MM. Debemos tener en cuenta que la obra de Brossa es transversal y multidisciplinar; aborda el lenguaje y sus formas de manifestación, a través de la historia y la cultura, desde distintos registros, pero siempre con contenidos universales. Esto hace que siempre sea actual y posibilita que se le estudie desde muchos puntos de vista, si hablamos en el plano conceptual. No podemos negar que todavía queda camino por recorrer, siempre los hay con una figura de su talla y de la magnitud de su impronta en la escena artística.
RPC. ¿Cómo percibe el impacto personal de su obra en el panorama artístico actual?
MM. Joan Brossa fue y es una figura excepcional en el panorama artístico, y su contribución al arte es verdaderamente única. Poeta, dramaturgo y artista plástico, es el poeta vanguardista catalán más importante de la segunda mitad del siglo XX. Como galerista, he tenido el privilegio de trabajar estrechamente con él y ser testimonio de la profundidad de su creatividad. Su capacidad para fusionar lo poético con lo visual, lo lúdico con lo reflexivo, lo convierte en un pionero que ha dejado huella en el arte contemporáneo.
Joan Brossa a l'exposició inaugural de la Galeria Miguel Marcos (1998)
RPC. ¿Cree que, en el área del mercado del arte, podemos hablar de ese mismo impacto?
MM. Si hablamos del mercado del arte, sobre todo el español, el problema no consiste sólo en la obra de Brossa. España siempre ha tenido un coleccionismo y unas instituciones culturales con altibajos. Su dedicación y aprecio por el arte contemporáneo no es comparable con la de otros países.
Esto no ayuda demasiado a crear un gusto y una concienciación por el arte, sobre todo si tenemos en cuenta que nunca han existido políticas culturales definidas por parte del Estado en torno a la divulgación del arte. Y, más aún, no han existido iniciativas en torno a la promoción, investigación y protección del arte y los artistas españoles. No hay ni ha habido estrategia clara. Y mejor no hablar de la promoción y proyección de los artistas en el exterior.
RPC. ¿Cuál cree que ha sido el papel de la critica del arte frente a una figura como la de Brossa?
MM. Siempre ha sido positiva. Estudiosos como Vicenç Altaió, Juan Manuel Bonet, Gloria Bordones, Fernando Castro Flórez, Victoria Combalia, Manuel Guerrero o Enrique Juncosa, por citar sólo algunos, han realizado un trabajo de investigación y difusión muy valioso, sobre la dimensión y el significado de la obra de Brossa en su conjunto.
RPC. ¿Cree que en el ámbito público se habrían podido emprender más acciones en torno a la difusión de la obra de Brossa y la fundación que lleva su nombre?
MM. Es cierto que en España la dinámica entre el público y el privado en el arte puede ser más compleja y, en ocasiones, menos cooperativa de lo deseado. La interacción entre estas esferas en ocasiones se ve limitada por diversos factores, incluidas diferencias de enfoque, recursos y agendas. La fundación merece una reflexión aparte. Desde 1999, es loable su dedicación, no sólo a la investigación y clasificación de la obra de Brossa, sino también a su difusión. Esto se ha visto incrementado desde la llegada de Vicenç Altaió a la presidencia. La fundación promueve actividades en torno a las finalidades antes citadas y emprende acciones indispensables para la salvaguarda de su patrimonio artístico. Por eso, nunca hemos dudado de colaborar con ellos ni secundarlos en sus acciones y viceversa.
RPC. Una obra como la de Joan Brossa rompe la barrera con el espectador, la llamada cuarta pared. ¿Cree que los espacios expositivos habituales son idóneos para este tipo de obras?
MM. No creo que el debate surja haciendo hincapié en los espacios expositivos habituales. El arte no es inmutable. Con el tiempo, los espacios se han ido adaptando a los grandes formatos, al arte "desmaterializado", a las puestas en escena. En el caso de la galería, si existen limitaciones se busca cómo solucionarlas, por eso existen también nuestras colaboraciones institucionales, que muchas veces nos permiten adoptar proyectos más ambiciosos en cuanto al despliegue escénico y las posibilidades conceptuales.
RPC. Por otra parte, ¿cree que actualmente el Estado y las entidades públicas están asumiendo el espacio de difusión y consolidación del arte español?
MM. En los años ochenta, cuando consolidé mi actividad como galerista, se vivió una época de auge no sólo del arte español sino de todo lo relacionado con la cultura en España. El gobierno, en aquellos años, secundó y estimuló iniciativas, tanto públicas como privadas, que implicaron un posicionamiento del arte español a nivel internacional. España estaba de moda. Éramos un escaparate abierto.
Se llevaron a cabo exposiciones de gran envergadura tanto en el país como en el extranjero, se creó la feria ARCO y el Centro de Arte Reina Sofía, que después pasó a llamarse museo. Todo esto se truncó a principios de los noventa. Por un lado, la guerra del Golfo afectó extremadamente al mercado exterior e interior, haciendo que los compradores de arte se volvieran excesivamente cautos. No creo que ni el Estado ni las instituciones públicas estén asumiendo el espacio de difusión y consolidación del arte español. Todo depende de propuestas aisladas y del entusiasmo y la tozudez de personas que aún asumimos el arte como parte de nuestra vida.
RPC. ¿Tener una gran colección privada de obras de Brossa qué significado tiene para usted y cómo cree que contribuye al legado del artista?
MM. Contar con esta colección de obras es un honor y una responsabilidad que valoro profundamente. Esto refleja la afinidad personal que he desarrollado con su obra a lo largo de los años y resalta mi compromiso con la preservación y transmisión de su legado artístico. La responsabilidad de ser el custodio de esta colección implica no sólo su conservación física, sino también la promoción activa de su significado y relevancia en el contexto artístico contemporáneo. Tener acceso a obras que transitan desde sus primeras experimentaciones hasta sus últimas creaciones, proporciona una completa visión de su desarrollo artístico.
Joan Brossa i Miguel Marcos (1997)