En la Factoría Cultural de Terrassa, las piedras cobran vida en forma de arte. Es en este espacio donde Donato Savin, escultor nacido en Cogne, en el Valle de Aosta, presenta un centenar de piezas que exploran el paisaje y el alma de las rocas. Su obra es un homenaje a la naturaleza indomable de los Alpes italianos, una fusión entre la materia y el espíritu que Savin logra transmitir con una precisión cautivadora.
La muestra, titulada 'Donato Savin y el alma de las piedras', inauguró en septiembre la temporada de otoño de exposiciones en LaFACT. Hasta el 26 de octubre, las salas 3 y 4 acogen sus esculturas, testigos de la riqueza mineral y del paisaje que rodea al artista. Cada pieza parece ser una extensión de la roca que ha trabajado: basalto, travertino, ónix, malaquita o cuarzo, materiales a los que Savin da una nueva identidad, una nueva vida.
Donato Savin no es sólo un escultor, sino un observador profundo de la naturaleza, alguien que capta el lenguaje secreto de las piedras y lo convierte en arte. Su obra ha recorrido Europa, expuesta en galerías y museos, donde ha recibido la admiración y el reconocimiento del público y la crítica. Sin embargo, su producción artística no es fácil de encasillar dentro de un solo movimiento artístico. Algunas de sus creaciones pueden asociarse con la nueva figuración expresionista, donde la forma toma referencias reconocibles, pero otras se mueven claramente hacia la abstracción o el informalismo, donde la materia es la única protagonista. Esta diversidad estilística enriquece el discurso de su obra e invita al espectador a establecer un diálogo personal con cada prenda.
En un pequeño rincón de los Alpes, en la aldea de Epinel, Savin encuentra su inspiración en las montañas que le rodean. Este paisaje, lleno de fuerzas atávicas, ha marcado desde su juventud su vínculo con la naturaleza y la artesanía. Su participación en la milenaria Feria de Sant'Orso, en la ciudad de Aosta, supuso el punto de partida para una trayectoria artística que ahora llega a Terrassa, cargada de significado y de memoria.
En palabras de Savin, el arte es una conversación continua con el entorno, una exploración de las dualidades que definen la existencia: fuerza y fragilidad, tiempo y eternidad, naturaleza y creación humana. La Factoría Cultural de Terrassa se convierte así en el punto de encuentro de este diálogo, ofreciendo la posibilidad de vivir una experiencia en la que la piedra deja de ser fría y distante para transformarse en una emisaria de emociones.
Vista de sala a la Factoria Cultural de Terrassa