El mundo de la fotografía se viste de luto al despedir a Jordi S. Carrera, uno de sus mayores exponentes en Girona. Con su partida este lunes, se cierra una etapa que ha dejado una impronta imborrable en la ciudad y en la cultura visual de Catalunya. Carrera, autodidacta desde sus inicios, empezó a exponer su obra a principios de los años ochenta, consolidándose como un referente en el panorama artístico. Su trayectoria, marcada por una mirada sensible e innovadora, ha sido clave en la configuración del lenguaje fotográfico contemporáneo en su ciudad natal.
Proveniente de una familia con una larga tradición artística, Jordi S. Carrera creció rodeado por la creatividad de su tío, el escultor Ramon Maria Carrera Savall, y de su abuelo, Joan Carrera y Dellundere. Este contexto familiar fue el catalizador de un profundo interés por las técnicas fotográficas tradicionales, así como por su incesante exploración de nuevos soportes, lo que le llevó a desarrollar un lenguaje visual muy personal y característico.
'Formes', Jordi S. Carrera
Con su propio estudio como epicentro de su actividad creativa, Carrera expuso su trabajo en más de un centenar de muestras, tanto individuales como colectivas. Sus fotografías, siempre estrechamente ligadas a Gerona, capturaban la belleza de lugares emblemáticos como la catedral de Gerona o el monasterio de Sant Daniel, ofreciendo una perspectiva única de estos espacios.
Su contribución a la fotografía fue sobradamente reconocida, destacando el Premio Nacional de Fotografía Kodak, que puso en valor su talento. Además, su proyecto 'La soledad de las almas', seleccionado por el Plan Nacional de Fotografía de la Generalitat, fue depositado en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA), reafirmando su relevancia en el mundo del arte contemporáneo catalán.
Con el advenimiento de la fotografía digital, Carrera inició una nueva etapa creativa. Lejos de ver la tecnología como una amenaza, la abrazó con entusiasmo, dando vida a sus célebres "ilusionografías". Estas obras, que fusionaban técnica digital y una fascinación por las percepciones visuales, se convirtieron en un sello distintivo de su estilo, dotando a su obra de un carácter singular e innovador.
Jordi S. Carrera no sólo fue un cronista visual de Girona, sino también un creador con una mirada única, capaz de captar la esencia de los sitios y momentos que fotografiaba.
'Il·lusionografía gironina', Jordi S. Carrera