El artista Sébastien Frère presenta actualmente dos exposiciones que reflejan su profunda conexión con la naturaleza y su herencia artística. Hijo del pintor, grabador y escultor Henri Frère, y nieto del poeta catalán Josep Sebastià Pons, Frère creció rodeado de arte. En su hogar, frecuentado por artistas como Aristide Maillol, François Desnoyer y Germain Bonel, absorbió las lecciones de estos maestros, que sin duda han influido en su desarrollo como creador. Esta tradición familiar, combinada con su propio enfoque artístico, se ha traducido en una obra que busca siempre la armonía, especialmente a través del dominio de las técnicas de arte del fuego.
Ahora, Frère nos ofrece una doble oportunidad de sumergirnos en su universo con dos exposiciones simultáneas. La primera se puede visitar en la Capilla Casa Restany de Amélie-les-Bains-Palalda , donde se exponen cinco grandes pinturas que capturan la belleza del mundo natural. En estas piezas de gran formato, el artista se vale de paisajes sugerentes, texturas ricas y juegos de luces para explorar sus más íntimas impresiones. Esta exposición, que permanecerá abierta hasta el 15 de octubre, invita al espectador a contemplar la naturaleza a través de los ojos de Frère, donde los reflejos del agua, las rocas y los árboles cobran vida sobre la tela.
La segunda muestra, situada en el Château Royal de Colliure , ofrece una colección mucho más amplia, con 40 telas y obras sobre papel. En este espacio, la textura se convierte en el elemento central de su obra, con marcas, arañazos y veladuras que evocan la artesanía más tradicional. En las telas, Frère trabaja las superficies con superposiciones sutiles de color que aportan profundidad, mientras que en sus obras sobre papel utiliza la técnica del transfer, creando accidentes e irregularidades que enriquecen las composiciones y las dotan de una frescura particular. Esta exposición podrá visitarse hasta el 27 de octubre, ofreciendo una experiencia inmersiva en su mundo creativo.
El entorno es la primera fuente de inspiración por Frère. Vive en un antiguo molino rodeado de exuberante naturaleza, con grandes árboles y rocas que a menudo se convierten en los protagonistas de sus obras. Este paisaje no sólo le proporciona motivos para pintar, sino que también infunde en sus creaciones un sentido profundo de serenidad y conexión con el mundo natural. En obras como 'Le grand plouff', el artista refleja esta interacción entre memoria e imaginación, transformando los recuerdos de su infancia en paisajes llenos de vida y luz.
'Le grand plouff', 2020