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Entrevistas

Beatriz Herráez: “El museo no sólo se define por lo que está en las salas expositivas, sino por lo que genera en su entorno más cercano"

Beatriz Herráez: “El museo no sólo se define por lo que está en las salas expositivas, sino por lo que genera en su entorno más cercano"

Beatriz Herráez es una destacada comisaria de arte contemporáneo y, desde 2018, dirige Artium, el Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco, en Vitoria-Gasteiz. Con una trayectoria reconocida en el campo de la gestión cultural y el comisariado, ha trabajado en instituciones como el Centro Cultural Montehermonoso Kulturunea, Marco de Vigo, MUSAC de León, el Museo Reina Sofía de Madrid y ha impulsado numerosos proyectos expositivos tanto a nivel nacional como internacional.

Bajo su dirección, Artium se ha consolidado como un referente en la preservación y difusión del arte contemporáneo vasco e internacional. Herráez ha destacado por su apuesta por incorporar la perspectiva de género en las colecciones del museo, recuperando y dando visibilidad a mujeres artistas que habían sido tradicionalmente marginadas. Además, ha impulsado una visión transversal del museo, integrando la educación, la investigación y la conexión con la comunidad local en sus programas, así como fomentando un trabajo en red con otras instituciones culturales como el Museo de Bellas Artes de Bilbao y Tabakalera de Donostia.

Ricardo Planas Camps. Quisiera empezar la entrevista con el empoderamiento de las mujeres en cuanto al ámbito de los museos. Prácticamente no hay mujeres en las colecciones de los museos o hay pocas, Artium no escapa a esta tendencia...

Beatriz Herráez. Bien, esto es una cuestión que marca y determina el trabajo que se hace en el museo desde una perspectiva transversal. Intentamos que esta diversidad de voces, de prácticas y de formas de hacer esté representada y sea parte de los programas que tienen una comunicación con el público. Evidentemente, la colección es una piedra angular de este museo, y es un museo de arte contemporáneo que empezó su colección a principios de los años 70. En ese momento, la cuestión de la incorporación de los discursos igualitarios no sin embargo, se había contemplado afortunadamente, ya desde los últimos años es algo presente en los planteamientos de cualquier museo dedicado, sobre todo, a las prácticas de los lenguajes contemporáneos.

RPC. ¿Qué líneas trabajan?
BH. Por un lado, atendemos a la producción más contemporánea trabajando en proyectos que contemplan esta noción de igualdad en las salas, pero también estamos haciendo un esfuerzo importante fomentando la recuperación y revisión de la historia con obras de artistas que construyeron elección del museo inicialmente. Por ejemplo, hemos visto que era posible hacer dialogar obras de Mari Paz Jiménez, que es una artista que estaba en la colección del museo pero que nunca había sido mostrada, con obras de sus contemporáneos y generar un relato que tuviera sentido y aportara una nueva forma de entender nuestra historia.

RPC. Pensando en el futuro, ¿cómo podrían equipararse un poco más estas praxis? ¿Compras más dirigidas?
BH. Sí, creo que esto es la responsabilidad de un museo y de una institución pública, que además está financiada con dinero público en su gran mayoría, no totalmente. Existen varias líneas de actuación: por un lado, debe incrementarse el número de artistas históricas que forman parte de las colecciones, no sólo de los fondos. Hay que dar a conocer y poner un foco sobre estos trabajos, estos discursos y debates que también surgieron hace unas décadas; y, por otra parte, debe tenerse una perspectiva paritaria en la adquisición de artistas. También tiene que ver la redistribución de los recursos públicos, no sólo en el número de obras, sino en la redistribución de los presupuestos dedicados a la adquisición. Asimismo, también en cuestiones que tienen que ver con los programas de investigación. El museo tiene una parte muy importante que está vinculada a la universidad, que a su vez está vinculada a fábricas de investigación ya centros de documentación, desde donde se impulsan, se activan y se acompañan también investigaciones que permiten que después estas obras y artistas se incorporen a la colección.

RPC. Habla de investigación, a nivel educativo pasan casi 20.000 alumnos por el espacio anualmente. ¿En qué sentido le interesa este ámbito de la investigación? ¿Cómo lo está trabajando y con qué perspectivas?
BH. El museo es un recurso educativo fundamental. Entendemos que el trabajo en edades muy tempranas asegura, garantiza o al menos ofrece herramientas para que acaben llegando a un museo y para que entiendan que es un espacio al que volver. Todo el trabajo que se realiza en el ámbito escolar y universitario es una de las líneas de acción más importantes de este museo. Tenemos, desde hace dos ediciones, un curso con la UNED, que se dirige a sus públicos más especializados en los lenguajes y en los debates del arte contemporáneo. También trabajamos de forma continuada con la Universidad del País Vasco y la Facultad de Historia del Arte en Vitoria-Gasteiz. De hecho, la reflexión sobre las prácticas educativas y las tecnologías del arte en relación a la formación está también presente en nuestro programa expositivo. Y acabamos de clausurar el segundo de tres episodios expositivos de una investigación a largo plazo, impulsada por equipos curatoriales, que justamente profundizan en esa línea. Esta forma de trabajar transversalmente, permitiendo la circulación de espacios que alimentan a otros —el espacio expositivo, el de colección, el de investigación, el de educación...—, es lo que puede resumir el funcionamiento del museo. Intentamos que los espacios, los ámbitos de trabajo y los distintos departamentos trabajen de la mano.

RPC. Este año se encuentra la conmemoración de dos grandes escultores del País Vasco: Basterretxea y Chillida.
BH. Este año ha sido el centenario del nacimiento de dos de los grandes nombres del arte vasco, lo que nos ha llevado a celebrar el trabajo de estas dos figuras de una forma muy interesante. Tenemos una exposición de Chillida que se inaugura en unas semanas sobre el Chillida que no es tan reconocido o no tan conocido, pero más icónico. Ha habido muchas exposiciones este año vinculadas a su obra y su legado como artista, pero nosotros nos centraremos en el trabajo que él realizó como diseñador gráfico, como diseñador de logotipos. Se trata de un trabajo más vinculado a las artes aplicadas y que también tiene mucha implicación social.

RPC. Y con Basterretxea...
BH. En el caso de Basterretxea, nos hemos centrado principalmente en el archivo. La familia Basterretxea depositó en el museo más de 5.000 documentos entre escritos, fotografías, proyectos y dibujos. Es un archivo que hemos catalogado, que se puede consultar online y que ha permitido que desplegamos una exposición más vinculada al espacio documental o al trabajo documental de su figura. El centenario de Basterretxea ha generado un trabajo en red entre las instituciones para que cada una pudiera ofrecer distintos aspectos de su producción y ofrecer una imagen complementaria del artista. Nosotros, además, hemos trabajado de forma coordinada con Gorka Basterretxea, que es uno de sus hijos. Ha sido enriquecedor, sobre todo porque, a través de este tipo de exposiciones más vinculadas al archivo, escritos, documentación, hemos podido encontrarnos con una figura poliédrica en muchos aspectos e implicada en cuestiones muy diversas.

RPC. Ha hablado del tema de la relación en red entre los distintos museos del País Vasco. ¿Cómo es el trabajo en red?
BH. Creo que estamos en un momento interesante, hay muchos proyectos que tienen que ver con esa idea de sumar o trabajar conjuntamente. Nosotros tenemos la colección propia, más histórica y más vinculada al programa, pero tenemos otro proyecto llamado colección compartida, en el que, junto con el Museo de Bellas Artes de Bilbao y Tabakalera, adquirimos anualmente obra de artistas vivos del País Vasco, que trabajan en el País Vasco u obras que están vinculadas a esta memoria histórica. También existen otros proyectos que llevan años en marcha y que tienen que ver con esta idea de trabajo en red entre instituciones. Por ejemplo, acabamos de clausurar la quinta edición de la escuela de verano JAI – Instituto de Prácticas Artísticas, que coordinamos junto con Tabakalera. Quisimos trabajar conjuntamente para fomentar que los artistas que se exponen no se marchen y queden vinculados de algún modo u otro al museo. Los profesores de este proyecto son artistas. Es decir, es un proyecto de artistas para artistas, o una escuela de artistas que forma también comisarios, escritores y pensadores. Invitamos a los artistas que forman parte de nuestros programas a ser profesores de los alumnos. Por tanto, casi cada semana, los alumnos tienen un profesor que ha expuesto en Artium o en Tabakalera. El trabajo en red es fundamental para nutrir un contexto y, a su vez, para nutrirnos nosotros mismos de este contexto.

RPC. Hay nueva consejera de cultura en el Gobierno Vasco, ¿cómo son las relaciones?
BH. A la nueva consejera la conocí en la entrega de los premios Gure Artea y bueno, estoy segura de que seguiremos teniendo una muy buena relación. Creo que en estos momentos, como te decía, existe una forma de trabajar positiva que se mantendrá. Espero que sigamos creciendo, que haya muchas más iniciativas y proyectos.

RPC. P erspectivas de futuro o proyectos que le gustaría llevar a cabo?
BH. Pues seguir trabajando como hasta ahora. Continuar trabajando en el programa expositivo que ya está construyéndose y, después, principalmente, uno de los proyectos en los que sí estamos poniendo mucha energía y en el que estamos trabajando de forma coordinada desde diferentes departamentos tiene que ver con el espacio público del museo. Hay una plaza interna que hemos ido activando y que se ha ido trabajando desde ella, con ella y por ella, en la que hemos instalado un lorategui, un pequeño jardín y un huerto urbano, que está custodiado y trabajado por un grupo de cuidadores del barrio.

RPC. Y la obra de Esther Ferrer...
BH. Recientemente, también hemos terminado la instalación en la plaza interna una gran pieza mural de tierra cerámica del artista Esther Ferrer, también en línea con lo que comentábamos de recuperar a las mujeres y sus obras. Es una pieza que tiene 20 años, que estaba en otro espacio y se estaba deteriorando, y gracias al trabajo y diálogo con el artista, la hemos podido recuperar y poner en un lugar visible. Este trabajo del museo con la plaza interna, y que piensa el museo desde su relación con el entorno más cercano, con el exterior, con el barrio, es una de las cuestiones que nos lleva más tiempo de reflexión desde todos los equipos, para trabajar cruzando diferentes ámbitos: el del público, la restauración, las adquisiciones de obras de arte, los programas públicos de la danza, del cine.

RPC. Y ya por último, una reflexión final.
BH. Desde la pandemia se activó de forma muy efectiva esta idea de que el museo no sólo se define por lo que está en las salas expositivas, sino por lo que genera en su entorno más cercano. El pensar en el espacio público, el estar al aire libre, el tomar la calle, es algo que probablemente iremos produciendo en el futuro cada vez con mayor intensidad y, por tanto, actualmente lo estamos trabajando con mucha fuerza.

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