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Exposiciones

Retrospectiva de Cesc Abad

Hasta el 27 de julio se puede visitar en LaFact la exposición retrospectiva de media carrera con obra de los últimos 25 años del artista de Terrassa

Retrospectiva de Cesc Abad

Como si de los capítulos de una vida se tratara, la FACT de Terrassa, en colaboración con la Galería Alzueta y cocomisariada por Júlia Abad, estudiante de historia del arte; Ricard Planas, editor de la revista Bonart, y Mònica Marañón, historiadora del arte, presenta una retrospectiva del artista terrasense Cesc Abad. La muestra incluye distintas etapas o capítulos de su carrera artística, cuyo hilo conductor será el eje vital de su propia experiencia.

La primera parte de la exposición se enmarca bajo el título Padre, y muestra los inicios de su vida artística. El espectador puede ver un caballete, regalo del padre del artista en 1989 que simboliza cómo le da la posibilidad de empezar a forjarse una carrera y con el que Cesc Abad experimenta su relación con la naturaleza bajo la influencia de los artistas de la escuela paisajística catalana. El muro comienza con la muerte súbita de su padre y muestra la etapa en la que su producción artística estuvo escondida detrás de una pared que dividía, tanto de forma física como metafórica, su vida empresarial de su vida creativa.

El fallecimiento de su padre conlleva el hecho de serle arrebatado lo que su progenitor le dio años atrás. Hacerse cargo del negocio familiar implica llevar una vida muy alejada de sus ideales artísticos y creativos. En este momento el artista se centra en crear pedazos de vida de los bosques del Pirineo catalán, mostrando el profundo mundo de los insectos, con una constante comunicación entre la madriguera de los animales y el mundo exterior. Después de muchos años escondiendo su parte más creativa, decide hacer desaparecer el muro para mostrar al mundo que ya no era un secreto lo que pintaba. Finalmente, había conquistado el derecho a la libertad, que es el nombre que precede a la siguiente parte de la exposición, donde Cesc Abad incorpora al ser humano a sus lienzos. Los personajes de esta serie acompañan al espectador para guiarle, a modo de cicerone, por el vientre de los bosques y mostrarle las historias picantes, sugerentes, divertidas, satíricas, ácidas e incluso surrealistas que plantea Cesc Abad. La sección de los Uffizi quiere mostrar la faceta ceramista de Cesc Abad, ofreciendo un espacio que representará a su nueva oficina, su nuevo despacho, despojado de toda connotación que no sea la de la creatividad y la expresión plástica. Aquí podemos gozar de unas cerámicas que, lejos de ser un descubrimiento arqueológico, son un descubrimiento iconográfico con múltiples figuras y lecturas, acompañadas de una paleta de colores muy especial que confiere a sus obras un sinfín de visiones e interpretaciones. Para terminar la exposición, y bajo el título El arte perdido de guardar un secreto, el espectador podrá disfrutar de su obra más inédita e impactante. Con piezas de gran, medio y pequeño formato, Cesc Abad nos deleita con unas obras donde despliega toda una serie de técnicas como el sfumato, el empaste y el dibujo, mostrando lo que se llama “oficio”, y donde tienen cabida obras que reinterpretan a los clásicos del Renacimiento con el sentimiento y la esperanza del hombre actual.

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