La Canónica de Santa María de Vilabertran inaugura 'Derramar la sombra' de Pep Aymerich

El 12 de julio tendrá lugar en la Canónica de Santa María de Vilabertran (Alt Empordà) la inauguración de la exposición Versar la sombra, que reúne obras del artista gerundense Pep Aymerich, al cuidado de Ingrid Guardiola y que se podrá visitar hasta el 8 de septiembre. El acto inaugural, que tendrá lugar a las 19 horas, contará con la participación de Sonia Hernández, directora general de Patrimonio Cultural; Ingrid Guardiola, directora del Bòlit, Centro de Arte Contemporáneo. Gerona, Eudald Brugat, alcalde del Ayuntamiento de Vilabertran y el artista Pep Aymerich.

Esta exposición muestra una intensa investigación metodológica y experiencial, una vía para encontrar una sintaxis y un espacio propio a través de la pintura como medio, una práctica que había empezado a investigar en 2017 con Anunciación del Apocalipsis, pero que no había continuado . Como el ermitaño, se ha encerrado a hacerse la propia pintura. La arquitectura de los dodecaedros rómbicos hace de casa, de mundo, de templo tal vez. El artista arbola una liturgia para manifestar el potencial creativo y destructivo de todo lo que toca el hombre. La pintura lidia con la miel, el fuego y el fin del tiempo. A pesar de la oscuridad de los tiempos, Aymerich ensaya unas últimas trazas, recoge los restos, da paso a las abejas ya su mágico obrar, dispone la materia para que podamos estar ante aquella oscuridad...by natural piety..., hacia la luz o hacia la nada. Quién sabe. A veces, la vida debe tener forma de arco y se vuelve a los orígenes, es decir, a las infancias ya las pérdidas, los ojales, los restos y las heridas que las acompañan, también las históricas. Nada era necesario, nada se debía, pero se hizo vía mientras derramaba la sombra.

Piedad II (2011), Macla (2014) y Anunciación del Apocalipsis (2017) preceden a Perfume y sombra (2024) donde las celdas hexagonales de los panales de abeja inspiran la arquitectura que acoge las pinturas que ha realizado dentro la Canónica. La cera y el carbón se combinan con los pigmentos naturales para crear un espacio de penumbra para la meditación cromática y espiritual.

El artista sigue la oscuridad, pero no desde el cuerpo –como a menudo ha hecho–, sino desde el trazo, hundiéndose conscientemente en la forma intuida del dodecaedro rómbico que él mismo ha construido y que se genera en la intersección de los prismas hexagonales que conforman las celdas de las abejas.