La Fundación Gala-Salvador Dalí y La Roca Village presentan la segunda temporada del proyecto expositivo El despertar del mito: Gala Dalí en el Castillo Gala Dalí de Púbol. Este segundo capítulo, que lleva por nombre Colección de alta costura, abre al público el 18 de junio y puede verse hasta el 22 de septiembre, momento en que se preparará para acoger la tercera temporada, con la Colección otoño -invierno.
Esta segunda exposición quiere rendir homenaje a la alta costura a partir de las piezas más destacadas del archivo personal de Gala. La selección permite realizar un recorrido por los grandes nombres de la historia de la moda, desde Elsa Schiaparelli a Christian Dior, pasando por Jean Dessès y Cristóbal Balenciaga. Incluye también piezas sin etiqueta que nos recuerdan que la imagen de Gala va más allá de la marca: es el reflejo de una personalidad única y de un estilo genuino, atento a las tendencias estilísticas designadas por París y al mismo tiempo fiel a sí misma.
Las comisarias son Bea Crespo, coordinadora del Centro de Estudios Dalinianos y Noelia Collado, directora de Contenidos de La Roca Village, con la dirección artística de Montse Aguer, directora de los Museos Dalí. Algunos de los 8 trajes que se presentan en esta segunda temporada han sido restaurados por Mari Luz Morata y Carme Masdeu, con la coordinación de Elisenda Aragonès, conservadora-restauradora de la Fundación Dalí.
El proyecto expositivo, fruto de la colaboración entre la Fundación Gala-Salvador Dalí y La Roca Village, se enmarca en una iniciativa más amplia que nace con la voluntad de redescubrir el legado de Gala y reinterpretarlo a través de las creaciones de talentos contemporáneos como son la pintora Carla Fuentes y el fotógrafo Jordi Bernadó. La Roca Village y la Fundación Dalí consideran el arte, la moda y la creatividad herramientas de transformación y elementos clave para cohesionar a la comunidad y reforzar el sentimiento de pertenencia.
Christian Dior (París). Conjunt Musée du Louvre, primavera-estiu 1949, línia Trompe-l’oeil
Una selección de ocho trajes de alta costura
A principios de los años treinta, en París, modistos, artistas, arquitectos e intelectuales se mueven en los mismos círculos. Comparten ideas, conceptos, técnicas y lenguajes en torno al cuerpo y la piel (aquello espacio habitable). Punto de partida de encuentros y afinidades que harán historia; un joven Christian Dior aventurándose a ser galerista, Elsa Schiaparelli experimentando con el surrealismo y Gala vislumbrando espacios de oportunita para que la obra de Salvador Dalí abrce nuevas formas de expresión. Eminentemente práctica, Gala dejará a un lado la sobriedad de Chanel por el exceso excéntrico de Schiaparelli para, así, hacer gala y publicidad de la colaboración de Dalí con la couturière italiana.
Durante su etapa americana, Gala inventa nuevas pieles mediáticas y muta de nuevo: del dandismo al new look de Dior. De la comodidad andrógina al encorsetamiento (público) de una silueta que representa el regreso a la feminidad clásica. Porque Dior, como Dalí, dibuja mujeres-flor. Y cuando regresan a Europa después de la guerra, Gala se viste de flor con el traje Musée du Louvre y el abrigo rojo Saint-Ouen, ambos de la colección de alta costura primavera-verano de 1949.
Jean Dessès (París). Conjunt de còctel amb estampat de Dalí a partir d’una litografia de la sèrie Pages choisies de Don Quichotte de la Manche (1957), c. 1959.
Gala se siente cómoda siendo el centro de las miradas. Tiene dieciséis años cuando asiste a su primer baile en la corte del zar, en Moscú, vestida de rojo. Símbolo de la liberación cromática en los años veinte, el rojo esconde la idea de una revolución íntima, privada. Es el preferido de Christian Dior y también uno de los colores fetiche de Gala, que recorre en diversas performances dalinianas. Piezas como el déshabillé de Schiaparelli (c. 1935) o el vestido trapado de Jean Dessès (c. 1956) devendrán elementos dotados de significado en las acciones de la artista.
Gala Dalí se disfraza de musa, esposa, representante, performer, etc. Construye su identidad y se afirma como un individuo creativo a través de la moda. El traje es entendido aquí como un vehículo de expresión, el reflejo de lo que es o de lo que quiere ser, ya veces, también, la máscara o la coraza con la que la musa se protege de la mirada del otro.
Elsa Schiaparelli (París). Abric de nit, tardor-hivern 1935
Un compromiso compartido por el arte, la moda y la creatividad
Este proyecto conjunto de la Fundación Dalí con La Roca Village, que quiere aportar luz nueva respecto a Gala, se desarrolla simultáneamente en el Castillo de Púbol y en el Village como expresión del compromiso compartido por la cultura, el arte y la moda en Cataluña. Uniendo pasado y presente, el programa expositivo nos propone una actualización de Gala a través de la mirada de Carla Fuentes y Jordi Bernadó. El viaje de descubrimiento comienza en el Castell de Púbol –sede de su colección de moda donde se muestra también parte del proyecto de Jordi Bernadó– y sigue en La Roca Village, donde la obra de Carla Fuentes invade las fachadas con una mirada fresca y desenfadada. A partir de varias piezas de gran formato, Bernadó vincula la mirada del espectador con la del mito ausente de Gala. Por su parte, también en La Roca Village, la personalidad indómita y enigmática de Gala cobra vida de la mano de Carla Fuentes, que reimagina a la leyenda como una fuerza creativa moderna e influyente. Estos dos proyectos nos permiten ver hasta qué punto Gala está influyente en la moda, la cultura y la sociedad actuales.
Mediante la integración del arte en experiencias que vayan más allá de las paredes de un museo, se crean experiencias culturales que inspiren a las nuevas generaciones y las alienten a explorar las posibilidades ilimitadas de la expresión artística.