El Castillo de Benedormiens acoge del 25 de mayo al 28 de julio la exposición De Los Alpino a los Caran de Ache de Carlos Piqueras.
Carlos Piqueras, nacido en Girona en 1956, se ha convertido en un maestro del realismo figurativo y su trayectoria artística ha dejado una huella significativa en el mundo del arte contemporáneo. Con estudios artísticos en la Escuela Massana de Barcelona, el bagaje educativo de Piqueras ha enriquecido y moldeado su visión única del arte.
Los inicios de su carrera artística se remontan a principios de los años ochenta, marcados por una serie de exposiciones individuales y colectivas en galerías, museos y salas de arte. Este impulso inicial ha evolucionado de forma constante a lo largo de los años, manteniendo hasta la actualidad. Carlos Piqueras ha llevado su arte a diversas localidades, destacando exposiciones en localidades reconocidas como Sant Feliu de Guíxols, Gerona, Banyoles, Santa Cristina de Aro, Tossa de Mar, Arenys de Mar, Blanes, Salt, Palamós, Terrassa y Barcelona , y en países como Andorra y Alemania.
La técnica distintiva de Piqueras, que utiliza lápices de colores y grafitos sobre papel o madera tratada en formatos relativamente grandes, se ha convertido en su firma artística. Este enfoque meticuloso se refleja en la riqueza de detalles y la expresividad de sus obras, en las que destaca la habilidad para plasmar la realidad con una sorprendente fidelidad.
La temática de la obra de Piqueras, influenciada por su interés por los temas locales vistos desde un prisma personal, resuena con una autenticidad que conecta con la audiencia de una forma profunda. Su exploración artística más reciente le ha permitido explorar la complejidad emocional de sus sujetos con una maestría que sólo la experiencia y la dedicación pueden conferir. Su carrera artística es un testimonio del constante compromiso con la evolución y la excelencia en el arte del realismo figurativo.
Como escribe el propio Piqueras: "Después de muchos tiempos y un largo viaje, este sexagenario que soy ahora ha vuelto a casa, a la casa de aquel chiquillo del papa - alardeo en el vientre que, esté donde esté, se sentirá orgulloso de haber ganado a un discípulo. Pilar Giró, amiga y crítica de arte, tiene escrito que los lápices de color serían para mí un elemento cercano o parecido a la magdalena de Proust."