Josep Maria Subirachs fue un artista carismático y peculiar, sus esculturas tienen un sello propio que las hace inconfundibles y reconocibles a primera vista, aunque cada una tiene su propia personalidad y la utilización de una gran diversidad de materiales, texturas y acabados. La fachada de la Pasión del templo expiatorio de la Sagrada Família en Barcelona es el conjunto escultórico por lo que más se le recuerda, dada la polémica que es producir al enfrentarse con la estética dulce de la fachada del Nacimiento ideada por Gaudí. Pero él argumentó con creces razonando la dureza del tratamiento geométrico de las esculturas y la fuerte influencia del cubismo fundamentándolo en la crueldad de la temática de la muerte y pasión de Jesús, una narración totalmente contrapuesta a la de su nacimiento, mucho más naïf, pastoral, recreada por Francisco de Asis en el pesebre de Greccio, el pequeño pueblo donde hace ochocientos años fue puesto en escena por primera vez.
Las grandes catedrales europeas son creaciones de larga realización, varias generaciones se reconocen como promotoras y otras hacen suya la espiritualidad que emanan, enriqueciendo y vistiendo su interior con retablos y tapices. Las portaladas son verdaderos libros de piedra donde las multitudes y peregrinos han leído y reconocido los episodios de la Biblia, los personajes del Antiguo Testamento, las narraciones de los viajes y las vicisitudes de sus protagonistas, el pueblo escogido. Subirachs nos ha dejado una gran narración en cada una de sus esculturas integradas en los espacios públicos donde han sido colocadas, el ejemplo más cercano son las letras gigantescas que conforman el nombre SITGES, en la entrada del parque de Can Robert , parece como si siempre hubieran estado allí. ¿Pero podríamos pensarlas en alguna otra ubicación? ¿Cómo el cambio de emplazamiento que se quiere realizar con el mural de Joan Miró (y de Josep Llorens Artigas) en el aeropuerto de El Prat? ¿Podemos imaginarnos las letras SITGES en otro lugar?
Subirachs nació en el Poble Nou, el barrio marítimo de Sant Martí de Provençals llamado el Manchester catalán por la gran cantidad de fábricas, sobre todo textiles, que había. Su padre era operario en una fábrica de tinturas y su madre era Josepa Sitjar Ferrer, ese apellido le une con Sitges donde expuso varias veces. Uno de sus mejores amigos fue el fotógrafo Joan Iriarte Ibarz (1936 – 2018), que se estableció en Sitges hacia 1993. Iriarte documentó el proceso creativo de Subirachs, empezando por el dibujo y continuando por las planchas de grabado, con las gradaciones que dan sensación de relieve y volumen. Iriarte ideó una escultura de homenaje a los iniciadores del Festival de Cine de Sitges, una máquina desde la que se observa la otra postal de Sitges, la de la ermita de San Sebastián y el cementerio.
Una de las mejores colecciones de este artista es la de Angels Andreu Casalta, Dª. Pi, propietaria de la galería de arte Ágora 3 en Sitges. Las esculturas de primera época, como Madame Celini, La Femme en la playa o la torre de Babel, son piezas únicas que han sido prestadas para exposiciones retrospectivas como la de la Fundación Vila Casas de 2022. Sitges también cuenta con otra importante col colección de Subirachs expuesta en permanencia en el Hotel Estela Barcelona en la entrada del Puerto de Aiguadolç.
El monasterio de Montserrat es otro lugar esencial en el universo de Subirachs pues son numerosas las obras monumentales que se pueden disfrutar, especialmente el monumento a Ramon Llull, la cruz de Sant Miquel, el Sant Domènech, el Sant Jordi así como la capilla del Santísimo en la basílica. La obra Ariadna y Hermes expuesta inicialmente en la fachada de una entidad bancaria en el paseo de Gràcia, actualmente se expone en Montserrat. El museo montserratino muestra otras piezas interesantes e inconfundibles del gran artista que fue Josep Maria Subirachs, como la llamada la Familia, una cesión en depósito de la fundación Pinnae de Vilafranca del Penedès. Sitges sigue siendo un referente en la obra de Subirachs.