"En el mundo del arte te sentías comprendida y apoyada, en contraposición al mundo cruel y aburrido en el que los vestidos se confeccionaban simplemente para vender" - Elsa Schiaparelli, Shocking Life (1954).
Todo en su vida giraba en torno al Choque –impactar–, preso de su apellido y de su apodo en París: Schiap. Una artista avant la lettre, siempre rodea de los creadores más innovadores del siglo XX, y como Balenciaga, creó una tela y un color exclusivo -shocking pink-, a veces etiquetada como la mujer olvidada en la historia de la moda, o la silenciosa inspiración de numerosos diseñadores contemporáneos. Elsa Schiaparelli (Roma, 1890 - París, 1973) fue una rareza en su época, en los años treinta y cuarenta, cerró su taller en 1954. Pionera, atrevida, extravagante, a contracorriente, no sólo a hacer diseños que bien podríamos ver rompiendo moldes en las pasarelas actuales, sino que desapareció la división en la alta costura entre la innovación creativa y el éxito comercial, creando esquemas en la industria –como las colaboraciones con artistas– que todavía permanecen como estándar.
El origen aristocrático de Schiaparelli le propiciaba una seguridad económica y vínculos con círculos eruditos e intelectuales, pero con el paso de los años esa seguridad se volvió en prisión. Con apenas veintiún años publicaba "Arethusa", un poemario erótico por el que sería ingresada en un internado suizo, cuya estancia terminaría en una huelga de hambre. Y después de haber sido abandonada por su marido tras dar a luz a su única hija "Gogo" en Estados Unidos, a las pocas semanas, empieza a trabajar con Gabrièle Bufet-Picabia –crítica de arte y escritora, la primera esposa de Francis Picabia–, quien la introduce en el círculo dadaísta neoyorquino. Durante esta etapa Schiaparelli interioriza los conceptos de funcionalidad, libertad y comodidad tan propios del modo de vestir americano. Que después se llevará consigo a París.
Desde su primer y accidental diseño, el 'trompe-l'oeil sweater' o 'sueter artificio', que fue un tejido encomendado por Elsa a una costurera donde el pañuelo del cuello estuviera integrado en el tejido del suéter –como una impresión y no como una pieza aparte–, esta forma de proceder denota su necesidad de innovar y expresarse pero, sobre todo, de desafiar las nociones tradicionales de la moda. En esta línea, continuará con su primera colección 'Pour le Sport', destinada a ropa deportiva, especialmente remarcar la falda pantalones 'Jupe-Culotte', portada por la tenista española Lilí Álvarez en Wimbledon, por la que fue criticada para masculinizar la prenda. Claramente, las críticas tuvieron el efecto contrario: sus diseños se popularizaron más y en 1934 la diseñadora aparece en la revista Time, presentándola como una arbitraria de la alta costura ultramoderna y, al mismo tiempo, convirtiéndola en la revista primera diseñadora de moda en salir en la portada.
Primer disseny de Schiaparelli 'Trompe l'oeil sweater', 192
ECOSISTEMA DEL ARTE: DE MAN RAY Y LEONOR FINE HASTA DALINO.
En sus años activos, logró colaborar con muchos artistas que encarnaban su misma libertad imaginativa, con una fijación por el corpóreo, animal y subliminal. Colaboró con el artista visual estadounidense Man Ray en varias sesiones de fotos. También en varias piezas que diseñó la propia Elsa, a base de esbozos de caras que el cineasta Jean Cocteau le dibujó a petición. De alguna manera, homenajea a Pablo Picasso al inspirarse en una fotografía tomada por Man Ray de dos manos pintadas por el artista malagueño, de allí se creó una idea que después ampliaría: los guantes con uñas por fuera y que se volvería icono de la marca; posteriormente y casualmente, Picasso pinta a la esposa del poeta Paul Eluard quien estaba usando Schiaparelli.
Abric de nit, dissenyat per Elsa Schiaparelli i Jean Cocteau, 1937, Londres
Su perfume 'Shoking' fue diseñado por la artista argentina Leonor Fini, que se inspiró en el maniquí de Mae West, a quien Schiapareli vistió en el filme "Everyday's en Holiday". Desde 1935 a 1938, Alberto Giacometti crea muchas y diferentes piezas de joyería junto a Elsa, que pondría en chaquetas, como botones con imágenes mitológicas. Pero, sin duda alguna, su colaboración más notable y memorable fue con la persona con la que más compartía una visión: Salvador Dalí. Dalí en su infinita excentricidad y necesidad de crear, no es ningún desconocido al diseño de moda, en realidad no podría haber estado más conectado a la alta costura ya sus exponentes más importantes de los años 30's, con las diseñadoras Schiaparelli y Chanel contando -lo como inspiración a sus diseños y amigo personal; incluso sin saberlo, Dalí también tuvo al diseñador que revolucionaría la moda en 1947, el aún no aventurado en la costura Christian Dior, como su galerista en París en 1931.
Wallis Simpson a ‘Le Robe Homard’ fotografiada per Cecil Beaton per a Vogue
Su ocasional encuentro con el diseño de moda permitió a Dalí llevar su imaginería y surrealismo a otro nivel. Cuando después de haber creado el Teléfono-Langosta, símbolo que empezó a aparecer en torno al artista catalán, ya sea al frente de su esposa Gala o encima de un vientre de una modelo, comienza la colaboración con Schiaparelli en la confección de una prenda, una petición de la modista muy fuera de lo habitual, ya que las colaboraciones entre artistas y diseñadores no se daban y mucho menos permitiendo al artista entrar a trabajar en un taller. Fue una colaboración tan inusual como sus participantes, lo que resultó en el Vestido-Langosta 'Le Robe Homard', que lució Wallis Simpson, duquesa de Windsor, para Vogue; fue un escándalo, una mujer de la realeza, usando una prenda tan elegante en su confección y materiales, con un diseño tan cómico y erótico en la revista más importante de moda a escala internacional.
'Venus de Milo amb Calaixos', 1936 i 'Vestit de Calaixos', 1936
Posteriormente, Elsa se inspiró en la Venus de Milo con Cajones, Escritorio Antropomórfico y La Girafa Ardente de Dalí para crear un abrigo de noche que cuenta con bolsillos en forma de cajones delante y que denota una figura esquelética, a la anchura de sus mejilloneras y la angostura de la cintura. Figura que después elevaría junto a Dalí, en su próxima colaboración para La Col·lecció Circ 1938, probablemente, la que se mantiene más vigente en su diseño. El 'Vestido Esqueleto', la joya de la corona de la Colección Circo que utiliza una técnica de trapunto, para realzar un relieve que aparenta ser el esqueleto bajo el vestido, resaltando las costillas, pelvis, clavícula y columna vertebral, una de sus creaciones visuales más impactantes: hace que su modelo parezca una encarnación de una obra de Dalí.
‘Vestit Esquelet’ Disseny per Elsa Schiaparelli i Salvador Dalí, Col·lecció ‘Le Circus’ Estiu 1938
Como parte de la misma colección, en la que Dalí contribuyó desde el diseño de botones con formas de caballos y acróbatas hasta las telas estampadas que Schiaparelli utilizaría en sus trajes, se creó la colaboración 'El Vestido Desgarrado'. Este traje destaca por su tela impresa con diseños de desgarros y desgastes, utilizando nuevamente el efecto visual 'trompe-l'oeil' del primer diseño de Elsa. Además, introduce una innovación para la diseñadora, siendo una de las primeras en adoptar la pantalla de rayón-viscosa para su confección. El diseño de la tela rasgada en el vestido, obra de Dalí, evoca su pintura 'Tres jóvenes surrealistas sosteniendo en brazos las pieles de una orquesta' (1936), donde se presenta una mujer con rostro floral y carne rasgada. La silueta del traje rememora la pintura 'Primavera necrofílica' (1936) del artista ampurdanés, pieza que entonces pertenecía a la diseñadora. Este traje se ajusta al cuerpo como una segunda piel de otro mundo. El velo que acompaña al vestido cae en cascada sobre su forma ajustada, evocando una modestia casi religiosa. El velo no tiene el rasgado impreso en la tela, sino que está cosido sobre sí mismo, con tiras que cuelgan creando un marcado contraste con los rasguños que lo atraviesan y revelan destellos del 'Shocking pink' de Schiaparelli, insinuando la carne debajo . Más que simples desgastes en la tela, la apariencia es de piel rasgada.
'Vestit Esquinçat' Disseny per Elsa Schiaparelli i Salvador Dalí, Col·lecció 'Le Circus' Estiu, 1938
El 'Vestido Esqueleto' y el 'Vestido Rasgado' pertenecieron a la actriz Ruth Ford, hermana del poeta surrealista Charles-Henri Ford, un regalo de parte de los mecenas de Dalí, Edward James, un gran partidario del movimiento surrealista.
Juntos, Dalí y Schiaparelli crearon muchas más obras, incluyendo joyería, perfumes e incluso un sombrero que luce como un zapato colocado al revés en la cabeza del portador. Con estas piezas, reflejaron su espíritu transgresor, mostrando sus afinidades sin la intervención de la mente racional.
Gala al costat d'una versió del 'Bust de dona retrospectiu', tots dos amb el 'Barret-sabata' dissenyada per Schiaparelli i Dalí, 1937-38
NUEVA ERA: EL RENACER DE SCHIAPARELLI.
Toda persona que se consideraba alguien importante en 1930, estaba usando Schiaparelli: desde Joan Crawford a Marlene Dietrich. Actualmente, desde Anne Hathaway a Rosalía, gracias a la nueva cara de Schiaparelli y su director creativo Daniel Roseberry, que llega a esta casa en 2019 y rápidamente revive ese sentimiento de innovar y provocar que definía la marca, con motivos estrafalarios , siluetas únicas y detalles subversivos. Daniel nos da una prueba de cómo se vería el mundo de sueños de Elsa actualmente.
Madame Schiaparelli adoraba los hombros anchos en las chaquetas, más tarde exageró el tamaño de las mangas e hizo de la cremallera un elemento ornamental. Roseberry toma nota de todo esto y lo devuelve el predominante a la marca, para aumentar la importancia que Elsa le daba a los pequeños detalles, cómo convertía los accesorios en pequeñas piezas de arte, cómo convertía sus bolsas en nuevos espacios separados del mundo que los rodea. Con todos estos ejemplos, Daniel aumenta y relanza la identidad de la nueva Casa Schiaparelli, que al igual que la antigua diseñadora, causó furor desde el primer día. En esta ocasión, Daniel se sentó en un escritorio en medio de la pasarela de su primer show y dibujó en tiempo real los esbozos de los looks que paseaban las modelos a su alrededor. La casa Schiaparelli dirigida por Roseberry no diluye sus diseños de la alta costura en su ready-to-wear para que sean fácilmente consumibles por las masas, sino que siguen la misma línea de la alta costura con corbatas hechas de pelo tejido en trenzas, bolsas con rostro y, más recientemente, añadiendo a unas chaquetas el disco rotatorio de marcar de un teléfono antiguo, haciendo referencia a la primera colaboración entre Elsa y Dalí.
Maison Schiaparelli en actualitat, dissenyat per Daniel Roseberry
Así pues, el legado de Elsa Schiaparelli no es su técnica, ni su silueta o incluso su iconografía, es su actitud rebelde ante la vida y la acción creativa, es el surrealismo en su diseño, desde de los sombreros hasta las puntas de los pies bañados en oro por fuera de los talones, es ir en contra de las tendencias, haber demostrado que la elegancia no es minimalista, que la belleza no es siempre la finalidad de la moda y que la finalidad de la Maison Schiaparelli fue y sigue siendo la originalidad.