La Fundació Joan Miró presenta una nueva visión de su colección permanente con la inclusión de un retablo gótico. Esta pieza destaca por su influencia en la trayectoria del artista catalán, marcando un diálogo entre la tradición y la vanguardia que caracterizó a la obra de Miró.
Durante una entrevista exclusiva con Teresa Montaner, curadora de la fundación, se ha revelado que la elección de este retablo gótico no es casual. Miró mostró siempre un profundo respeto por la tradición, al tiempo que reinterpretaba sus elementos con una mirada moderna. Según Montaner, "este retablo representa la verticalidad y el detallismo que Miró admiraba y que más tarde incorporó a su propia obra".
La presentación del retablo en la Sala 1 de la Fundación simboliza un punto de inicio para la nueva exposición, que busca ofrecer una experiencia inmersiva y temática. "Queremos que los visitantes comprendan la obra de Miró desde una perspectiva más amplia, viendo las conexiones entre su obra y las fuentes de inspiración que le rodeaban", afirma Montaner. Esta aproximación temática también responde al interés del artista por coleccionar y archivar, destacando su capacidad para absorber y transformar las influencias en elementos únicos dentro de su obra.
El retablo, atribuido a Jaume Serra y situado anteriormente en Santa Maria de Gualter, es una pieza clave para comprender el período en el que Miró empezó a definir su estilo personal, tras una primera exposición que el propio artista consideraba un fracaso. "Miró buscó un cambio y este retablo simboliza esta transición, mostrando el interés continuo del artista por el detalle y la composición que después simplificaría en su trayectoria hacia un estilo más abstracto", explica Montaner. Además, la fundación ha optado por esta pieza por ilustrar la relación de Miró con otras formas de arte histórico, como el arte románico, y su colaboración con el MNAC.