Con el objetivo de construir puentes entre el mundo de la empresa y el sector cultural, el 23 de octubre de 2014 nació la Fundació Catalunya Cultura, con la voluntad también de apoyar el talento y la creatividad como vía de transformación social y económica del país. Crear y promover instrumentos para desarrollar la sostenibilidad de la cultura es el gran objetivo de la fundación, que busca establecer alianzas compartiendo conocimientos, sensibilizando a la población y formando y acompañando proyectos culturales para conseguir su viabilidad. Eloi Planes Corts es su presidente desde hace más de cinco años, tras una dilatada carrera empresarial que le llevó, en el 2006, a ser nombrado consejero general del grupo Fluidra, a pilotar su salida a bolsa y su internacionalización. En 2016 llegó a la presidencia ejecutiva de Fluidra y creó la Fundació Fluidra. Es presidente del Salón Internacional de la Piscina de Barcelona, consejero de Dispur SL, presidente de Fixe Climbing y desde hace unos meses presidente primero de la Cámara de Comercio de Barcelona.
Debe haber conocido a muchos empresarios que creen en el poder de la cultura y apuestan por ella. ¿Qué les caracteriza?
Un alto sentimiento de corresponsabilidad con el entorno y el territorio en el que tenemos nuestras empresas. Somos personas que queremos dar sentido a lo que hacemos más allá de la ganancia económica, y creemos que la cultura es un vehículo ideal para transformar la sociedad, que cohesiona y abraza las diferencias, acoge e integra y proyecta siempre. Nos sirve también para captar talento y retenerlo, que hoy en día es muy importante para que nuestros trabajadores se sientan identificados con los proyectos a los que nos vinculamos.
Fluidra es una empresa multinacional cotizada en bolsa. ¿Qué le mueve a invertir en cultura catalana?
Fluidra es una empresa que nació en Catalunya y que siempre ha mantenido su sede social y su talante, por más que ahora sea una multinacional. Nació y creció como una empresa familiar que conserva los valores y la esencia de nuestra tierra, y nada mejor que la cultura para mantenernos firmes en nuestras raíces e inicios... Mantenemos viva esta voluntad de hacer perdurar la nuestra cultura y nuestra forma de ser a través de las expresiones culturales y del talento de aquí, que hay mucho que necesita recursos para desarrollarse.
Aún son pocas las empresas que creen en la cultura. ¿Qué diría a quienes no cuentan en sus planes de actuación?
Que lo prueben. Que se acerquen, discretamente, si lo desean, a proyectos culturales. Que lleven la cultura a su empresa en el formato que deseen y que vean directamente el impacto y el retorno que comporta. Clases de música, visitas a museos, teambuildings culturales, inversiones en proyectos culturales emergentes... Hay miles de formas de acercar la cultura o de utilizar la cultura para vehicular la mejora de las relaciones internas o los organigramas de la empresa o la propia salud de nuestra corporación.
¿Qué le aporta a usted personalmente?
Como presidente de la Fundació Catalunya Cultura, estar cerca del mundo cultural me proporciona una profunda satisfacción personal y un sentido de propósito. El mundo cultural es una fuente inagotable de inspiración, creatividad y conocimiento. Estar en contacto con el sector cultural me permite ampliar mis horizontes, aprender constantemente y contribuir al enriquecimiento de nuestra sociedad a través del arte, la literatura, la música y otras formas de expresión cultural. Además, me brinda la oportunidad de formar parte activa en la promoción y preservación de nuestra identidad cultural catalana, así como de fomentar el diálogo intercultural y la diversidad cultural en un mundo cada vez más globalizado.
¿Cree que el mecenazgo se realiza por convicción?
Sin lugar a dudas. El mecenazgo lleva implícita una creencia en lo que se apuesta. Si no crees en ese proyecto o persona en la que inviertes, el mecenazgo queda estéril. Cada vez más, el mecenas es una persona que tiene una implicación directa con el proyecto que impulsa. Le gusta participar y sentirse parte de ella. No espera nada a cambio, pero quiere compartir su proceso de creación o realización y disfruta haciéndolo.
Ahora que se ha aprobado la reforma de la ley 49/2002, ¿cree que ayudará a dar el paso a muchas más empresas?
Que el entorno legal del mecenazgo haya mejorado es un incentivo favorable que ayuda y da argumentos para encontrar más base de participación, pero insisto en que el mecenas lo es porque quiere y no porque busca un retorno fiscal, por ejemplo, que le compense. Una de las cosas más importantes que ha logrado la ley ha sido considerar situaciones reales que se estaban dando cada día y que la ley no regulaba, como el mecenazgo de retorno o reconocer a los pro-bonos.
El mecenas catalán suele ser una persona muy discreta. ¿Por qué quieren visibilizarlo con el Sello Impulsa Cultura?
El mundo empresarial catalán ha vivido situaciones muy duras desde las crisis económicas de 2008-2014, el proceso, la cóvid-19... Todo ha afectado de manera muy importante a cómo se han regulado sus inversiones, y en muchos casos se han tenido que cortar ayudas en forma de mecenazgo o patrocinio. Esto ha afectado al sector de las entidades sin ánimo de lucro, que han visto sus aportaciones muy reducidas cuando ya trabajaban con presupuestos muy tensados. El mecenas catalán es discreto porque quiere medir sus inversiones, ya nadie le gusta tener que decir que no cuando te presentan un bonito proyecto con intenciones más que plausibles. Con el Sello lo que buscamos es reconocer acciones de buenas prácticas empresariales y poner como ejemplo a empresas más grandes o más pequeñas que hacen esfuerzos para apoyar a un sector que necesita mucho. Pensamos que a través de estos ejemplos muchas otras empresas quizás se acerquen al mundo cultural y conseguiremos unir estos dos mundos que demasiado a menudo se miran pero no se relacionan.
¿Qué busca la Fundació Catalunya Cultura que preside?
Buscamos precisamente unir estos dos mundos, el de la empresa, con capacidad inversora, y el de la cultura, con un talento enorme pero carente de recursos para poder dar salida al máximo número de iniciativas de gran impacto social, económico, territorial y económico que creemos que ayudarán a hacer a nuestro país mucho más fuerte y rico. Tenemos la misión de ayudar al mundo de la cultura a mejorar su sostenibilidad ya convencer al mundo de la empresa de que invertir en cultura es una inversión y no un gasto.
¿Cuáles son los objetivos de la fundación ahora que conmemoran el décimo aniversario?
Conseguir que un día la fundación ya no sea necesaria porque los proyectos culturales son sostenibles por sí mismos para encontrarse en un entorno en el que la inversión en cultura es igual de comprometida que la inversión en tecnología o investigación.