He leído, con gran interés, la última publicación de Daniel Giralt-Miracle, que nos ofrece, a modo de recuerdos casi telegráficos, un relato de sus experiencias de vida y cultura. A modo de un acuciado dietario, rememora sus pasiones vivenciales y la influencia básica de su padre, Ricard Giralt Miracle, que le abrió el vastísimo territorio de las artes gráficas, la comunicación visual, el arte y los artistas y, en definitiva, esas puertas y ventanas abiertas a la vanguardia que le han marcado la existencia en forma de una dedicación apasionada a la cultura.
Al relatar este reconocimiento, se van abriendo ventanas que, como flashes, resaltan las incidencias, encuentros y experiencias positivas que han pautado sus actividades. Si algo cabe destacar de la figura de Daniel es su absoluta transversalidad, que, a modo casi renacentista, incorpora en cada página una nueva ocasión de enriquecimiento en su vasta crónica vital llena de relaciones con gente de todo tipo y condición, siempre con la presencia del eje orientador del arte, los bellos oficios, la prensa, el diseño y la arquitectura.
Tuve ocasión de compartir con él una pequeña parte de mi dedicación a las obras en el conjunto de Montserrat por más de treinta años. La envergadura de mi propuesta de recuperar la luz original de la basílica (años 1987-1995) debía de abrir alguna inquietud, y al ejecutar el proyecto de limpieza del interior, alguien hizo la sugerencia de consultar a Daniel el color que debían tener las cerraduras de pared no decoradas del interior, a partir de mi propuesta; en este reto, trabajamos juntos meses para decidir un color que estuviera en consonancia con la anchura del cambio que era consecuencia de mi atrevimiento arquitectónico, pero lo fundamental fue que nos permitió conocernos a fondo, y disfrutar de la amistad desde entonces.
Daniel ha hecho posible, con sus múltiples actividades, poner en el mismo plano a los personajes, las academias, la universidad, las exposiciones, las galerías de arte, los museos, las publicaciones, las responsabilidades político-culturales y las amistades. han derivado, en esta extensa relación de acontecimientos y personajes que pasan delante de nuestros ojos a gran velocidad con tantas emociones de vida que, debo confesarlo –y creo que también lo piensa– se nos hace corto. Basta con ver el índice onomástico final para darse cuenta de la envergadura vital de Giralt-Miracle. Esperamos, pues, que podamos disfrutar de nuevas chispas en breve.