Durante todo el año 2024 se celebra el centenario del nacimiento de Antoni Tàpies (Barcelona, 1923-2012). El objetivo es recuperar el legado artístico y la vigencia de su obra, para crear una relectura desde la perspectiva contemporánea, ayudando a entender con los ojos de hoy a un artista que sigue vivo gracias a sus importantes aportaciones.
En esta ocasión, el Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat quiere sumarse a los actos de homenaje para hacerse eco de esta conmemoración con la exposición Antoni Tàpies. Gritos de libertad. El compromiso político y social. Y lo hace porque esta población tiene una estrecha vinculación con este artista.
Tàpies fue un artista comprometido con su época y siempre se mantuvo vinculado a las inquietudes cívicas, políticas, éticas y morales de cada momento. Una actitud solidaria que se vio acentuada con su contribución a la campaña antifranquista ya favor de la democracia de finales de los sesenta y principios de los setenta, cuyas obras tienen un marcado carácter de denuncia y protesta. Momento sociopolítico complejo en el que Cataluña reivindicaba, a través de sus artistas, una realidad cultural propia. Dio voz a numerosas luchas, resistencias y anhelos de la sociedad civil, no sólo a nivel nacional sino también internacional. El artista catalán tiene conciencia de que el arte debe mostrar en su época lo que la propia época esconde.
La presencia de Tàpies en el ámbito público se pone de manifiesto a través de obras ubicadas en espacios que interactúan entre el contexto y la comunidad. En este sentido, Cataluña ocupa un espacio central en toda su obra. Las referencias más frecuentes y los símbolos catalanes más apasionados aparecen en los últimos años del franquismo. Su obra está muy ligada a la historia de Catalunya ya las circunstancias que vivió el país, al que se mantuvo fiel y acérrimo defensor.
Éste es el caso del pavimento en la plaza de Cataluña de Sant Boi de Llobregat en recuerdo a la celebración del 11 de septiembre de 1976; la primera gran manifestación autorizada en democracia del Día Nacional de Cataluña en el que se reunieron más de 100.000 personas. El emplazamiento fue elegido por encontrarse enterrado Rafael de Casanova, consejero jefe de Barcelona en la iglesia parroquial de Sant Baldiri. Al iniciarse el proceso de urbanización de la plaza, en 1983 Antoni Tàpies creó una obra para rememorar de forma compartida este evento y los primeros momentos de la transición. Para su realización, Tàpies contó con la colaboración del ceramista J. Gardy Artigas y recoge en su diseño aspectos fundamentales de las reivindicaciones catalanas. Tàpies comentó: "Me produce una gran ilusión y satisfacción realizar este proyecto, ya que recuerdo todavía con gran emoción y con todo detalle, el lugar exacto en el que me encontraba situado en la histórica Diada”. En la misma concentración, el músico Oriol Martorell dirigió el canto colectivo de Els Segadors, por lo que se le dedica un monumento a la misma plaza, obra del escultor Artur Aldomà Puig (1998).
El mosaico cerámico está construido mediante piezas de tonalidades grisáceas y ocres. Se representan cuatro flechas horizontales que apuntan hacia la derecha, enlazadas y unidas por una gran essa mayúscula. En la parte superior de la primera flecha se lee “Onze”, tanto en número como en letra, entre la segunda y la tercera flecha “Septiembre” y “1976” y sobre la última “Sant Boi”; un conjunto que recuerda a la huella del informalismo matérico y gestual. El uso de materiales cerámicos se convierte en bastante habitual a partir de los años setenta.
Paralelamente a la producción pictórica y objetual, desde la década de los sesenta Tàpies desarrolló una intensa actividad en el campo del cartel. Su obra ha estado siempre abierta a los acontecimientos sociales, políticos y culturales del momento. Por eso, la muestra quiere incidir en este ámbito creativo en el que manifiesta una implicada adhesión en la defensa de la democracia, la justicia, la libertad de expresión y la denuncia contra la violencia. Se muestra una quincena de carteles de diferentes etapas que nos aproximan a su complicidad ética y política, y también nos descubren la evolución de un lenguaje que permanece fiel a sus orígenes. La cultura y el desafío político le sirven para mantener una fuerte vinculación simbólica entre texto e imagen para hacer comprensible su mensaje.
La exposición también reúne varias fotografías de Antoni Tàpies trabajando en el cartel 11 de septiembre en Sant Boi (1983), realizadas por Martí Gasull. El original de este cartel es propiedad del Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat que produjo para presentar el mosaico de Antoni Tàpies y Joan Gardy Artigas en recuerdo del 11 de septiembre de 1976 en la plaza Catalunya de Sant Boi de Llobregat.
Toda la obra de Tàpies es un grito a la libertad: la personal, la colectiva y la de país. Siempre ha sido un artista reivindicativo que ha luchado por la democracia y la paz. Vivió de primera mano el franquismo y en todo momento pugnó contra el sistema por dar un grito de alerta ante las situaciones de grave represión. Esta actitud la mantuvo a lo largo de su trayectoria para posicionarse frente a cualquier clase de injusticia.