Chiharu Shiota (Osaka, 1972) es una de las creadoras más interesantes del panorama internacional y heredera del trabajo de mujeres artistas como Ana Mendieta, Louise Bourgeois, Carolee Schneemann, Rebecca Horn o Marina Abramovic, de quien recibió maestría en la Universität der Künste, después de pasar por la Universidad Seika de Kioto. Desde 1996 vive y trabaja en Berlín, aunque sus raíces siguen siendo japonesas. Pertenece a una generación de artistas que han logrado reconocimiento internacional en los últimos años por su dedicación a las instalaciones ya las performances con un arte procesado en femenino. Ha participado en citas clave del arte contemporáneo como las bienales de Moscú, Sydney, Lyon y Venecia, para la que realizó el pabellón de Japón en su 56 edición.
Como si dibujara en el espacio, sus intervenciones más significativas son aquellas compuestas principalmente por hilos de lana negros y rojos que recorren techos, paredes y suelos, devorando todo lo que encuentran a su paso y creando entre ellos vínculos que hablan de las historias que atesoran. A menudo, el artista añade a sus instalaciones objetos y elementos recuperados para que hablen de la memoria y del rastro de vida: reflejan el tiempo, los sentimientos, la vida, el recuerdo y la muerte. En el marco de la celebración del Año Tàpies, Chiharu Shiota ha sido invitada a intervenir en los espacios expositivos de la fundación con la voluntad de entrar en diálogo con la simbología tapiana y de concebir un juego de correspondencias más allá del espacio y del tiempo, de la realidad y del sueño. Con el título Chiharu Shiota. Cada uno, un universo, establece una honda relación entre cuerpo, espíritu y materia.
En este sentido, urde un diálogo con la iconografía propia de Tàpies que permite releer la melancolía del pasado, pero sin apartarse de la mirada contemporánea. Los hilos que van de pared a pared, desde el techo hasta el suelo, de un lado a otro, se interceptan para crear auténticas telarañas y laberintos impenetrables que se cruzan y expanden como el universo o como las conexiones neuronales. Ir sumando capa tras capa, hilo tras hilo, provoca la aparición de una trama intensa que enlaza y pone en contacto todos los puntos del espacio. Al igual que Tàpies, la cartografía de Shiota –con la que configura su imaginario– se fundamenta en elementos cotidianos atrapados, devorados y tragados por los hilos de la memoria.