Según el Gran Diccionario de la Lengua Catalana, la palabra translúcido significa lo siguiente: "Que deja pasar la luz pero no deja ver distintamente los objetos a través de ellos."
¿Ha sido éste el papel de las mujeres feministas en el mundo del arte? ¿Han sido una luz que no ha podido ser forma? En el contexto actual podemos afirmar que sí que las mujeres artistas, y en especial las feministas, han sido invisibilizadas. Han sido una especie de luz que no ha terminado de tomar forma. Han sido como una especie de sombra que se movía, creaba y buscaba la manera de hacerse visible para perder el anonimato. En una sociedad como la nuestra, en la que desde hace generaciones las mujeres han carecido de referentes culturales femeninos y han sido educadas en la creencia de que la excelencia profesional, artística y social debía estar siempre en manos masculinas y en donde hasta a finales del siglo XX no ha empezado a tener repercusión la teoría del género, ha sido difícil dar forma a esta luz que irradiaban y, por tanto, ha sido difícil detectar esta desigualdad.
Desequilibrio y desigualdad
Además, podemos añadir que ante estas situaciones de desequilibrio resultaba difícil pensar proyectos innovadores que debían entrar en terrenos ajenos a las mujeres, porque la desigualdad era interpretada como ley natural. Por otra parte, no tenían demasiadas posibilidades de formarse adecuadamente ni de desarrollar sus capacidades, ya que sólo se aceptaba el trabajo de las artistas si trataban de temas costumbristas o naturalezas muertas.
Afortunadamente, este desequilibrio empieza a encontrar un punto de encuentro gracias al trabajo de las propias mujeres y en parte también a leyes, como la ley 17/2015, de 21 de julio, de igualdad efectiva de mujeres y hombres, inspira en las reivindicaciones que el movimiento feminista, las asociaciones de mujeres y las asociaciones que luchan por los derechos de las mujeres han reclamado históricamente. Con esta ley se pretende reducir la brecha legal y social entre hombres y mujeres de forma que las instituciones lleven a cabo políticas y actuaciones destinadas a erradicar el fenómeno de la desigualdad entre ambos géneros.
"Lara Fluxà. MALC. Pensar el pie, mover el entorno", Es Baluard Museu d’Art Contemporani de Palma
Reivindicación identitaria
Hoy en día la lista de mujeres artistas es inmensa, pero hay algunas que, después de mantener conversaciones con ellas, han querido expresar lo que piensan respecto a su trayectoria profesional así como reclamar un papel activo en el mundo cultural que les permita reivindicar la propia identidad. Ya no es sólo el objeto pasivo de la creación del hombre, sino que se han convertido en sujeto creador que propone una imagen propia, una imagen de género ofrecida por las propias mujeres y que rechaza en muchas ocasiones los cánones estéticos patriarcales . Mercedes Jiménez es una escultora afincada en Barcelona cuya obra tiene como protagonista a la mujer. Todas sus esculturas son figuras femeninas. Da igual el material que utilice para modelarlas, lo más importante es que significan un homenaje a las mujeres que han podido ser importantes para ella, tanto por relaciones personales como por hechos sociales que han marcado un momento determinado en nuestra sociedad. Olga Esther utiliza la imagen de la princesa que no quiere ser princesa: "Utilizo la narrativa y la simbología de los cuentos de hadas, de princesas y príncipes azules, para hacer una crítica de los mandatos de género que oprimen a las mujeres." De nuevo las mujeres son las protagonistas de las obras y, en el caso de Olga, con la clara intención de criticar los postulados de género establecidos desde hace mucho tiempo.
Espacios transfronterizos
Pero si miramos un poco más allá, podemos comprobar cómo muchas mujeres artistas han querido traspasar los límites del arte para crear un espacio transfronterizo. Un espacio donde coinciden y se tensan entre sí todo tipo de prácticas: pinturas, instalaciones, esculturas, videoinstalaciones, apropiaciones, recorridos al aire libre, acciones colectivas, fotografías, performances y un largo etcétera, para dar paso a una parte mucho más conceptual que pretende sacudir al espectador. Tanto es así que Stella Rahola nos muestra sus esculturas a través de la materialidad, consiguiendo unas piezas orgánicas en las que la materia fluye y donde da espacio y voz al reciclaje y la sostenibilidad.
Lara Fluxà profundiza en el tema del medio ambiente trabajando con elementos como vidrio, agua, aire y luz para crear formas orgánicas con la intención de hacernos reflexionar sobre el papel de la sociedad en la contemporaneidad, así como la fragilidad, la tensión y la violencia que se establece entre la convivencia de la humanidad y la naturaleza.
A pesar de que las mujeres artistas ya tienen un papel muy relevante en las ferias de arte y cada vez son más visibles en exposiciones individuales, todavía queda mucho camino por recorrer para ocupar un lugar considerable. Aún falta un poco más para conseguir pasar de ser translúcidas a ser visibles por completo.