La Factoría Cultural de Terrassa repasa la trayectoria vital de Jordi Maragall

La Factoría Cultural de Terrassa presenta De una fuerza que se desbraba una aproximación a la trayectoria vital de Jordi Maragall (Barcelona, 1936-2023). La exposición incide en la libertad de planteamientos que siempre le caracterizó. Todos los críticos que han escrito sobre su obra afirman que el artista asume, en una misma etapa pictórica, el riesgo de la pluralidad de expresiones, motivado por el tipo de representación y el contenido que desea exteriorizar. Este reto consigo mismo viene motivado por la chispa emocional que en el momento de la creación le invadía. En un ir y volver, da cabida por igual al realismo ya la abstracción, porque nunca quiso verse limitado por conceptos ajenos a su autonomía. Esta muestra llega para reconocer más de sesenta años de dedicación a la pintura, caracterizada en todo momento por una expansión existencial de gran expresividad.

Hijo del político Jordi Maragall Noble y nieto del poeta Joan Maragall Gorina, Jordi Maragall Mira, nació en el seno de una familia de intelectuales, artistas y políticos con actividades decisivas para el país. Sin óbito, siguió su camino introspectivo, su mundo impenetrable y su exilio interior.

Pintor de formación culta, desde 1959 su orientación ha transitado por diversas etapas en las que el expresionismo ha dominado con mayor o menor intensidad, aunque siempre se manifiesta la condición constructiva. Estudió pintura en el taller de Ramon Rogent del que heredará las formas rotundas y el sentido constructivo. A partir de este maestro, ha tenido como referentes a otros artistas como Matisse y Rouault; tampoco ha sido ajeno a las deformaciones de Munch o de Kokoschka y también fue motivo de inspiración el recogimiento de Morandi y el juego de formas, líneas y colores de Léger. Su mundo evolucionó alternando momentos de predominio de los valores estructurales con otros de una vitalidad más exaltada, especialmente manifestada por el cromatismo, la gestualidad apasionada y los perfiles negros que refuerzan cada uno de los elementos.

El denominador común de su obra es la energía -desnuda y desnuda- que se manifiesta con una fuerza distendida del movimiento rápido del pincel sobre el soporte. Rasgos caligráficos que bailan y que se van acumulando sobre la superficie con un arrebato furioso producto de su estado interior. Son obras en las que demuestra un gran respeto por la poética de lo cotidiano y de la sencillez.

El título, De una fuerza que se desbroza, es del todo elocuente y explicita su talante rebelde, solitario y transgresor. Toma el nombre del poema Oda infinita de Joan Maragall (1860-1911); el poeta más importante del movimiento modernista. Un merecido y cálido homenaje a Jordi Maragall; un artista dedicado en cuerpo y alma al arte. Pedazos de vida configurados a partir de la reflexión de su yo, episodios de una fuerza expresiva que ejemplifican la verdad del arte.