Arte, tecnología y derecho

El arte y la tecnología siempre se han relacionado estrechamente a lo largo de la historia, pero con las tecnologías disruptivas esta relación se ha hecho aún más estrecha.

Por ejemplo, las tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial (IA) se utilizan para ayudar a los creativos a conectar su trabajo con audiencias de forma más eficiente, la realidad virtual y aumentada realza la experiencia de visitar un museo y la tecnología blockchain permite almacenar criptoarte (NFTs).

Y para los abogados que nos dedicamos a esta especialidad del derecho del arte, esto supone un verdadero reto en lo legal.

Es cierto que la IA ayuda a los abogados a realizar investigaciones legales más precisas y rápidas, así como a hacer predicciones. Sin embargo, la IA también plantea desafíos, ya que utilizarla en la toma de decisiones puede plantear problemas éticos y legales si se basa en prejuicios.

Por su parte, la tecnología blockchain nos sirve para crear contratos inteligentes que se ejecutan automáticamente cuando se cumplen ciertas condiciones y esto, sin duda, simplifica y acelera los procesos legales, como la transferencia de propiedad de una obra de arte. Pero al mismo tiempo hay que tener en cuenta que estos smart contracts son irreversibles una vez se ejecutan, lo que significa que debe ser muy cuidadoso a la hora de redactarlos y asegurarse de que las condiciones sean claras y justas.

Y a estos desafíos legales hay que sumar que no tenemos una regulación normativa de acuerdo con los nuevos tiempos, ni se prevé que tengamos a corto plazo. Sin ir más lejos, el pasado 14 de junio se aprobó en el Parlamento Europeo la propuesta inicial de reglamento de inteligencia artificial, cuya aplicación directa, si finalmente se aprueba a finales de 2023 o inicios de 2024, se materializaría dos años más tarde.

Así que son tiempos de creatividad legal en la aplicación y resolución de los problemas que se plantean en el binomio arte y tecnología para dar la mejor solución legal posible al trinomio arte, tecnología y derecho.