'Bestiario', de Gerard Mas

Las mitologías antiguas ya nos hablaban de seres poderosos y deidades de formas animales como excusa para brindar lecciones morales a todo el que quisiera ver, en sirenas o arpías, las verdades menos agradables. Incluso más tarde, en pleno auge de la ciencia, se recuperan las fábulas y los bestiarios, que humanizan animales salvajes, domésticos y fantásticos, dotándoles de virtudes y defectos mundanos.

Bestiari , de Gerard Mas, reivindica la animalidad humana, sin excusas ni metáforas, con una recopilación de esculturas que relatan una conversación entre ambas especies. A través de la nobleza del mármol y de la pureza de la madera, dignifica a los animales y rebaja los comportamientos humanos, para acunar bebés y lechones sobre la misma cama. La obra pone voz a la loba del conocido mito romano que alimenta sin manías ya los bebés que se nutren de cualquier madre, con el objetivo de honrar al poder animal común.

La propuesta ve del imaginario egipcio para crear, a través del realismo más contemporáneo, un relato que anda a lo largo de la relación histórica entre humanos y animales; convertidos en dioses, explotados como recurso o acogidos delicadamente en casa. La obra de Mas, en los últimos diez años, presenta, a través de una forma clásica, imágenes de perfección formal, actitudes cotidianas y críticas burlescas. En formato de canópicos y sarcófagos, el artista se deja guiar por la materia, elevando sus defectos para conseguir una estética pura. El material evoca la forma, "las ideas son hijas del material", expresa el artista.

Desde una amplia mirada que atraviesa la ironía, la incomodidad y el absurdo, Bestiari también habla de manías humanas; de la necesidad de compañía, conservación y producción; de egoísmo y poesía, de inconsistencia y libertad.

Mas reúne a perros, gatos, pájaros, bebés, lechones y humanos en una misma mesa, para intercambiar los arquetipos que cada uno de ellos ha representado desde tiempos pasados. Mas aprovecha la artesanía para abrazar animales insólitos en el transcurso de la historia del arte, bestias como cerdos o ratas, así como razas inexistentes en aquellos tiempos. A través del hiperrealismo, Gerard Mas pone color a los cuerpos clásicos con la voluntad policromática de acercarse, más aún, a la realidad humana.