Barcelona y Madrid, las dos grandes capitales culturales de España, disponen de centros culturales y museos que reciben miles de visitantes cada año. Sin embargo, a diferencia de los museos barceloneses, creados con la suma de esfuerzos y recursos de administraciones, entidades, fundaciones y coleccionistas privados, la mayoría de los grandes centros madrileños cuentan con la gestión directa del Estado. El último ejemplo es la nueva Galería de las Colecciones Reales, el gran proyecto que abrió sus puertas el 29 de junio impulsado por Patrimonio Nacional, organismo dependiente del Ministerio de Presidencia, en el que se muestran 650 obras: pintura, escultura y tapices de grandes maestros como Velázquez, Goya, Caravaggio, Patinir, El Greco, Juan de Flandes, artes decorativas, carruajes, joyas, armas y armaduras, adquirido y coleccionado por los reyes españoles, desde los Reyes Católicos hasta Alfonso XIII.
'Transatlántico' de hormigón
Este enorme edificio de granito, hormigón y vidrio, un transatlántico de 40.000 metros cuadrados y 145 metros de largo construido por Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla junto al Palacio Real, empezó a fraguarse en 1998 y ha costado a las arcas públicas 170 millones de euros.
El nombre del centro no es en vano, tal y como ha explicado su directora, Leticia Ruiz, hasta hace poco responsable de pintura española del Renacimiento en el Prado: si fuera un museo habría que adscribir las piezas que han llegado de diferentes centros pertenecientes a los Reales Sitios (Palacio Real, El Escorial, Aranjuez, La Granja, El Pardo y las Descalzas Reales, entre otros).
Descapitalización
Para evitar conflictos y críticas de “descapitalización” –como la que acabó con el cese del presidente de Patrimonio Nacional en el 2014 tras exigir que Prado entregara obras de El Bosco, Rogier der Weyen o Tintoretto para el nuevo centro– , se decidió llamarlo galería , como si fuera una enorme sala de exposiciones, en la que está previsto que un tercio de las piezas vayan cambiando.
¿Y qué se podrá ver al visitar este nuevo centro? Después de poder admirar obras poco o nada vistas como cuatro columnas salomónicas creadas por Juan de Churriguera o un enorme arcángel de La Roldana, la primera escultora española de la historia, en la primera sala, la planta -1, dedicada a Austrias, el visitante puede ver las colecciones de tapices y armas junto a obras de El Bosco, Tiziano, El Greco, Ribera, Durero, Velázquez, Carreño de Miranda o Caravaggio. También se ha museizado una parte de la muralla omeya y una puerta de acceso a la ciudad del siglo IX que apareció durante los trabajos para construir el edificio.
En la planta -2, dedicada a los Borbones, se pueden ver los planos del Palacio Real, construido por Felipe V después del incendio del Alcázar, además de obras de Rigaud, Van Loo, Paret, Mengs, Goya, Vicente López, Federico de Madrazo y Palmaroli, entre otros muchos.
¿Proyecto anticuado?
Los días previos a la apertura las redes sociales iban llenas de críticas que calificaban el centro de “anticuado”, “centralista” y “desmedido”, además de tener un aspecto de “centro comercial” y ser “innecesario” por el hecho que Madrid ya tiene suficiente oferta de museos, con los que competirá por presupuestos, visibilidad y visitantes. No hay previsiones de público para los primeros años, aunque sí se prevé que los más de un millón de personas que visitan el contiguo Palau Reial (12 euros) acaben el recorrido en la nueva galería, después de pagar otros 14 euros .