Joan Brossa dejó una huella imborrable en el mundo de la cultura y el arte . Su creatividad y originalidad le convirtieron en una figura icónica en la vanguardia artística del siglo XX. A través de la poesía visual, performances y colaboraciones con otros artistas, Brossa desafiaba las convenciones tradicionales y exploraba nuevas formas de expresión.
Joan Brossa no sólo creó arte, sino que también desafió a las barreras entre las disciplinas artísticas, fusionando la poesía, la plástica y el teatro en un solo lenguaje artístico. Y ahora, varias exposiciones celebran una de las personalidades clave del arte catalán.
La Fundación Joan Brossa en el Centro de las Artes Libres presenta el 9 de noviembre la exposición Joan Brossa. La sensación mental de una felicidad completa , una exposición comisariada por Anna Llopis. La muestra parte de los inicios de los años cuarenta en los que el joven Brossa, recién regresado del frente militar, entra en contacto con la vanguardia cultural catalana y, de la mano de Joan Miró y JV Foix, comienza a explorar los códigos literarios y plásticos . En estos años Brossa fundamenta también su universo creativo de una estética surrealista con la creación de la revista Dau al Set, acompañado de Joan Ponç, Arnau Puig, Modesto Cuixart, Antoni Tàpies y Joan Josep-Tharrats.
La exposición quiere mostrar cómo desde un posicionamiento combativo y contestatario, a menudo con una ironía mordaz y con la contundencia del convencimiento, Joan Brossa hizo de la defensa de la libertad su estandarte de poeta y de hombre; y de la sorpresa, la imaginación y la profundidad íntima, su lenguaje creativo.
La Galería Miguel Marcos presenta Brossa. Art Expandit , una exposición que se vertebra con tres directrices esenciales: reivindicar la figura del artista con toda su transdisciplinariedad (poeta, grabador, dibujante, escultor, hombre de teatro, hombre de circo, hombre que inspira, hombre mediático sin querer -lo…); poner de manifiesto la relación entre el poeta y la galería Miguel Marcos, a través de una piel hecha de fotocopias de diario en blanco y negro, donde se exhiben una selección de las acciones que se organizaron conjuntamente durante más de dos décadas. Y, cómo no, visibilizar a autores contemporáneos –el colectivo Cabosanroque– que reivindican la vigencia de este homenot artístico, mediante un vídeo que documenta líricamente la instalación que le dedicaron en el 2016, titulada: “No me fue Joan Basura”.
A nivel de montaje, la exposición se organiza como una especie de escenografía ordenada de un hipotético estudio, con su compleja de diógenas latente, de acumulaciones casualmente artísticas e inspirativas. Buscar una imagen onírica, un sueño hecho realidad. Brossa nos expande, porque él era infinito, sutil y pícaro. Expandémoslo nosotros ahora, con nuestra mirada, poética o no, que es la del presente y del futuro, sabiendo las capas de pretérito que han existido. A lo largo de su vida, Brossa manifestó una constante necesidad de poner el arte y la literatura al servicio de la comunicación, le llevó a investigar y experimentar con los códigos tradicionales que consideraba caducos, limitados y limitantes. Aunque se consideró por encima de todo, "siempre un poeta", Brossa trabajó la prosa, la poesía, el teatro y el guión cinematográfico. Aunque por su capacidad de síntesis y de adaptarse a los nuevos códigos, consideraba el teatro y la poesía como los verdaderos géneros de vanguardia entre los que no debía haber límites, y se muestran las acciones poéticas cercanas a la performance que realizó en los años noventa.