Con la exposición Please don't smile , la Fundación Antoni Vila Casas presenta en el Castillo de Vila-seca una retrospectiva de uno de los fotógrafos más icónicos de la segunda mitad del siglo XX, el italofrancés Frank Horvat (Abbazia (Italia), el actual Opatija (Croacia), 1928 - Boulogne-Billancourt, Francia, 2020). La muestra se podrá visitar del 8 de noviembre de 2023 al 19 de mayo de 2024.
Horvat es un reconocido fotógrafo que se consagró –en la década de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo– al género de la fotografía de moda. Con una mirada avanzada a su tiempo en cuanto a esta rama fotográfica, Frank Horvat contribuyó a popularizar su nombre a través de colaboraciones para una extensa lista de revistas. Para los redactores de las revistas, era el equivalente periodístico al salto de la alta costura en el prêt-à-porter. Trabajó para Elle en París, Vogue en Londres y Glamour y Harper's Bazaar en Nueva York. Fue de los primeros fotógrafos que cambió el plató por la calle, con lo que dotó a sus fotografías de un aura de modernidad. Con un interesante bagaje humanista y gran conocedor de la técnica, su obra es tan heterodoxa como inclasificable; una obra que desarrolló a través de la exploración de diferentes registros como el retrato, la fotografía documental o la naturaleza.
La exposición, ideada y dirigida por Antoni Vila Casas y el propio Frank Horvat en 2018, presenta una cuidada selección de fotografías que nos presentan un Horvat inagotable, imprevisible y recurrente. Su obra nos muestra su vertiente como fotógrafo de moda que cambió las reglas para aportar una mirada distinta, más humana y más poética. La producción de Frank Horvat es heterodoxa e inclasificable, donde la mujer y la moda juegan un papel primordial. Gran parte de la vida artística y profesional de Horvat transcurrió entre modelos, en busca del perfecto gesto, del instante que cautivó las portadas de las revistas de moda más prestigiosas.
La obra de Horvat, enmarcada en un desenfreno oportuno, está dominada por una timidez dulce que no logra sucumbir a la convicción sana de quienes saben que lo están haciendo bien. Original y atípico, propone una fotografía fácil, natural, poética, de esencia sencilla –que no simple– y que, rodeada de un aura de calma y orden, logra congelar el momento con una facilidad que no tiene nada de banal. Sin embargo, evidencia que la sinceridad es muy difícil.