La Fundació Lluís Coromina acoge hasta el 4 de noviembre la exposición Medina Campeny: Una Trayectoria Vivida. Una muestra excepcional que se sumerge en la vida y obra de Xavier Medina Campeny, un escultor autodidacta, cuya vocación le llevó por un viaje lleno de experiencias vitales que marcaron su carrera y su estilo artístico único.
No es un año cualquiera para Medina Campeny: cumple ochenta años de dedicación al arte ; toda una vida por contar y explorar. También es el año en que finalmente se llevará a cabo la colocación e inauguración de las cuatro esculturas en las que ha estado trabajando desde 2016 para las torres de los cuatro evangelistas de la Sagrada Família. Una obra que trascenderá en el tiempo, necesariamente limitado, de la propia vida del artista.
El tiempo es precisamente el hilo conductor de su última exposición. Comisariada por Ricard Planas, la muestra recoge la trayectoria de toda una vida, recreada en un entorno que refleja su estudio y destaca momentos capitales de su vida , como por ejemplo el viaje a Lyon justo en el momento de las revueltas de Mayo del 68 o su estancia en Nueva York durante quince años (1974-1988). Una acumulación de vivencias que el artista no ha plasmado en un modus operandi concreto, ni lineal, puesto que en la diversidad de opciones nace su expresividad.
En esta muestra, los visitantes podrán explorar la vida y obra de Medina Campeny, donde a menudo es más importante lo que sugiere que lo que representa . Su enfoque pone el eje en el cuerpo humano y la geometría; entrelazados de forma única, humanizando la geometría y transformando el cuerpo humano desde una perspectiva estructuralmente geométrica. Su lenguaje artístico toma forma a través de la distorsión, la metamorfosis y, en especial, el fragmento. La ausencia, lo que no está, cobra tanta importancia como la presencia en sus obras, desafiando al espectador a recomponer mentalmente la imagen a partir de gestos fragmentados cargados de intención expresiva y conceptual. Las emociones, la fragilidad y la sensualidad son protagonistas de estas obras; extremadamente personales, muestran la condición humana y expresan un fuerte componente identitario por parte del autor, que pretende comunicarse con el espectador.