La Fundación Cataluña La Pedrera presenta la primera exposición retrospectiva de Antonio López en Barcelona, que permitirá redescubrir la obra del máximo representante del movimiento realista español de la segunda mitad del siglo XX.
La exposición Antonio López reúne en La Pedrera, del 22 de septiembre de 2023 y hasta el 14 de enero de 2024, una cuidada selección de unos ochenta obras —entre pintura, escultura y dibujo—y permite trazar un recorrido por la su trayectoria artística a lo largo de siete décadas de trabajo, desde las primeras obras de juventud, de los años cincuenta, hasta la producción más reciente. Estructurada en bloques temáticos, la muestra pone de manifiesto que ciertos motivos sobre los que el artista reflexiona persisten y, al mismo tiempo, evolucionan a lo largo de su carrera: los interiores domésticos, los paisajes y las vistas urbanas —principalmente, de Madrid—, las naturalezas muertas o la figura humana. Una cuidada selección de obras procedentes de diferentes colecciones públicas y privadas, como la Fundació Sorigué, de Lleida; la Fundación Juan March de Palma de Mallorca; la Fundación ICO y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid; el Hamburger Kunsthalle; el Baltimore Museum of Art y el Museum of Modern Art de Nueva York, entre otros.
Antonio López es la primera exposición monográfica retrospectiva que se presenta en Barcelona, y permite trazar un recorrido por la trayectoria artística de Antonio López a lo largo de siete décadas de trabajo, desde las primeras obras de juventud, de los años cincuenta, hasta la su producción más reciente. La exposición está organizada por la Fundación Catalunya La Pedrera, en colaboración con el Drents Museum, de Assen (Países Bajos).
Estructurada en bloques temáticos, la muestra pone de manifiesto cómo ciertos motivos sobre los que el artista reflexiona persisten y, al mismo tiempo, evolucionan a lo largo de su carrera: los interiores domésticos, los paisajes y las vistas urbanas -principalmente de Madrid-, las naturalezas muertas o la figura humana.
Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936) es sin duda el representante por excelencia del movimiento realista español de la segunda mitad del siglo XX. De producción lenta, meditada y minuciosa, su obra no admite simplificaciones. Durante los años cincuenta , Antonio López explora diferentes lenguajes plásticos en busca del suyo y recurre a elementos simbólicos y surrealistas para reforzar el componente narrativo de sus obras, pero siempre trabajando desde la figuración. Se inicia pintando retratos, como Cuatro mujeres (1957) —presente en esta exposición—, y bodegones, como Cabeza griega y vestido azul (1958). A finales de la década comienza a realizar relieves e incorpora a sus creaciones la escultura, una disciplina que nunca abandona.
En la década de los sesenta , a partir de la nueva actitud de no añadir nada a la realidad, pinta su primer paisaje: Madrid (1960). Durante estos años toma conciencia de que su camino es la realidad sin artificios. Desde mediados de los años sesenta pinta y esculpe lo que le interesa sin hacer uso de ningún recurso estilístico, por lo que su mirada es el único filtro y el dominio técnico es su instrumento. A finales de la década, utilizando este nuevo enfoque, dibuja y pinta de forma directa espacios íntimos de su casa y de su estudio, dedicando especial atención a la luz ya los efectos que genera en los objetos. En esta época, su obra, que pasa a formar parte de colectivas en Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, logra reconocimiento en el ámbito internacional. La ciudad de Madrid ocupa un lugar privilegiado en la obra de Antonio López durante los años setenta . En esa época inicia varias vistas importantes de la ciudad. Asimismo, explora el paisaje a través de las ventanas y trabaja en distintos momentos del día para estudiar la luz. El dibujo también toma especial relevancia en la producción del artista. Durante la década de los ochenta el tema vegetal se convierte en el tema principal de la pintura y dibujo de Antonio López, sobre todo con dibujos de frutas y verduras, pero también con flores pintadas al óleo. Sigue haciendo paisajes, tanto de Madrid como de su pueblo, Tomelloso. En 1985 recibe el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. En los años noventa son especialmente fructíferos para Antonio López. El cineasta Víctor Erice realiza la película El sol del membrillo, que retrata y describe el proceso creativo del artista. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presenta la primera gran retrospectiva del pintor y escultor, que en este momento comienza la que será su pintura de mayores dimensiones: Madrid desde la torre de bomberos de Vallecas (1990-2006). Con la llegada del siglo XXI , Antonio López recibe todo tipo de reconocimientos, como el Premio Velázquez de las Bellas Artes otorgado por el Ministerio de Cultura. El artista sigue trabajando con todos los lenguajes plásticos que ha utilizado a lo largo de su carrera: pintura, escultura, dibujo y grabado. Se centra en las temáticas que le caracterizan y da mucha importancia a la figura humana, pero centrándose ahora en el desnudo. Además, reanuda las vistas de la Gran Vía madrileña, añadiendo nuevos puntos de vista para completar el recorrido de esta calle. Las flores siguen siendo uno de sus temas preferidos, especialmente las rosas, que pinta desde el momento en que florecen hasta su descomposición.