Cataluña en la mirada de Jules Ainaud

Desde que en 1839 se toma en Barcelona el primer daguerrotipo, la técnica fotográfica se difunde en pocos años por todo el país extendiéndose su clientela de las capas burguesas a las clases medias hasta democratizarse en 1888 con la aparición de las cámaras ligeras y el nacimiento de la fotografía amateur . La rápida popularización del nuevo invento se debió, como había augurado Baudelaire en 1855, a la fascinación del público por contemplar el mundo reproducido en su doble fotográfico ya la pulsión narcisista de inmortalizar la propia efigie medusizada por el ojo de la cámara .

El arte fotográfico, introducido en España por operadores foráneos de paso o asentados en el territorio y propagado después por los fotógrafos ambulantes, los estudios de profesionales locales o las grandes compañías internacionales, experimentaría un notable impulso y se convertiría en un negocio a mediados del siglo gracias a avances técnicos como el calotipo, que permitió multiplicar las imágenes a partir del negativo en papel, o el procedimiento del colodió húmedo sobre placas de vidrio, que logró reducir el tiempo de exposición, además de la extensión de las líneas férreas, que facilitaría el traslado del voluminoso laboratorio que los fotógrafos llevaban consigo.

De entre las casas extranjeras afincadas en España en el ecuador del siglo XIX, destaca la francesa J. Laurent, dedicada a comercializar tarjetas de visita y álbumes familiares y catálogos de vistas de ciudades, monumentos y obras de arte. Muchos fueron los operadores que trabajaron para la compañía en las empresas fotográficas realizadas por la Península. Entre ellos, Jules Ainaud, adherido a la firma en 1868 y responsable de la expedición por diversas localidades catalanas (Tarragona, Tortosa, Poblet, Santes Creus, Montserrat y Barcelona) entre 1871 y 1872.

Comisariada por Jep Martí, La Cataluña de Jules Ainaud (1871-1872) exhibe la producción fotográfica realizada en Cataluña por este operador y reivindica su autoría en trabajos que llevaban siempre la firma de la casa. La muestra continúa la línea expositiva iniciada en 2021 por el centro barcelonés KBr de la Fundación Mapfre con el propósito de profundizar en el estudio de la fotografía del pasado, documento valiosísimo para la investigación histórica, y divulgar los fondos de archivos catalanes.