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Reportajes

Tàpies, Vallès y Ràfols. Tres figuras clave del informalismo catalán

Romà Vallès. Sèrie Nous espais del 1993. Col·lecció Ajuntament de Teià
Tàpies, Vallès y Ràfols. Tres figuras clave del informalismo catalán

En 1923 nacieron tres figuras clave del informalismo catalán: Albert Ràfols-Casamada, Antoni Tàpies y Romà Vallès. Rememoramos sus obras.

En 1923 nacieron tres figuras clave del informalismo catalán: Albert Ràfols-Casamada (2 de febrero), Antoni Tàpies (12 de diciembre) y Romà Vallès (16 de diciembre). Habría que recordar a Evarist Vallès (12 de julio) porque, aunque se dedicó brevemente al informalismo, lo hizo con una furia insuperable. Me centraré en mi vecino y maestro Romà Vallès, el cátaro puro del informalismo catalán, si bien dentro de su contexto más inmediato; Tàpies y Ràfols-Casamada, compañeros de la aventura abstracta.

Un contexto europeo marcado por la guerra

"Yo soy yo y mi circunstancia", dijo Ortega y Gasset, planteando un nuevo paradigma relacional que ha llevado a todos los existencialistas e informalistas de Europa. La circunstancia de estos hombres es tremenda: Primo de Rivera importó a España el fascismo de su amigo Mussolini (13 de septiembre de 1923) en sintonía con el punch nazi de Múnich (8 de noviembre de 1923). También es el último año de vida de Lenin (21 de enero de 1924), que dará paso a la era Stalin y sus oscuras maniobras de falsa ayuda a la república española. Todo esto marcará la vida y la obra de nuestros informalistas, que vivieron la Guerra Civil Española en plena adolescencia. De ahí a la Segunda Guerra Mundial, en la que España permaneció neutral en la batalla y marginada en la posterior recuperación material y democrática. Thomas M. Messer lo expuso magistralmente en su exposición El arte después del diluvio (Palau Macaya, 1993), donde el diluvio era la guerra y el arte informalista, la respuesta vital. Nuestros informalistas catalanes defienden la arquitectura y el diseño racionalistas con referentes como Mies van der Rohe y Le Corbusier en el mundo y Josep Lluís Sert aquí, que junto a Llorens Artigas y Miró revaloran la artesanía como experiencia plástica básica. Siguiendo la estela de Picasso, Dalí y Miró, nuestros informalistas establecen una moda, defender el racionalismo pero habitar casas antiguas en los retiros veraniegos. Miró y la masía de Mont-roig desde 1940 y antes, Picasso en el castillo de Vauvenargues desde 1958 y la barraca de Dalí en Portlligat desde 1929.

Tàpies, Vallès y Ràfols. Tres figuras clave del informalismo catalán Antoni Tàpies. Portes i fletxes, 1987 ©Comissió Tàpies / Vegap. De la fotografia: © Foto Gasull, 2022.

Antoni Tàpies

Recuerdo el impacto inmenso que me causó la pintura Gran-cama-puerta de Antoni Tàpies expuesta en la Galería Maeg de Barcelona el día de su inauguración, en la calle Montcada, el 15 de noviembre de 1974, con Franco todavía vivo. La materia pura y dura de Tàpies, herencia de Miró, lo superaba todo; o, mejor dicho, lo desquiciaba todo, hasta que llegamos al fracaso del Monumento a Picasso (1981)... Aquí Tàpies, individualista hasta el tuétano, no supo aprender la lección del arte povera que él mismo anticipó y menos aún el arte conceptual. Ràfols-Casamada, en un vértice equidistante de este triángulo y en su condición de pintor espacialista más cerca de Rothko que de Pollock y docente de su escuela EINA, convivía mejor con los nuevos medios del conceptual, porque de hecho espacialismo, primo lírico del minimalismo, es de alma conceptual. “Ràfols casi nada”, decían con malicia algunos de sus colegas, pero también con acierto y de forma más positiva de lo que podría parecer.

Albert Ràfols-Casamada y Romà Vallès

Romano Vallès, espacialista de avanzada (como Ràfols-Casamada), con sus series blancas y negras (cerca de las monocromías de Yves Klein y Lucio Fontana), obtuvo notoriedad en la Europa de los sesenta a la vez que practicaba, como Tàpies, un gesto violento inconfundible, singular y atmosférico. El calendario, implacable, ha vuelto a reunir a estos artistas. Del marqués de Tàpies no hace falta preocuparnos, porque tiene suficiente maquinaria comunicativa y de sobra. Para Albert Ràfols-Casamada y Romà Vallès, es una buena ocasión para releer su legado artístico al margen de los mercados y salones de sociedad que no deberían afectarles. En un gesto de generosidad, en 2015 Romà Vallès legó un importante conjunto de obras y documentos a la Fundación de la Caixa de Terrassa para crear el espacio permanente Romà Vallès.

Dos exposiciones con más de 100 obras de Romà Vallès

Este año, de la mano experta de Conxita Oliver y Joan Gil, se organizaron dos exposiciones, El papel de Romà Vallès (del 16 de diciembre de 2022 al 19 de febrero de 2023), con cien obras sobre papel y una retrospectiva de pinturas sobre tela, ahora en preparación. Su hija Isabel Vallès se ocupa de la monumental labor del catálogo razonado. A una escala más modesta, pero no menos apasionada, Victoria Pujadas y yo mismo, con motivo de este centenario, comisaríamos una exposición singular: Romà Vallès en Teià, en la sala La Unió de Teià (del 2 de junio al 27 de julio ), pueblo donde Romà Vallès mantuvo, de 1968 a 2001, su taller, en la masía gótica de Can Monac, escenario de muchos encuentros y aprendizajes. Con la participación de Jordi Cerdà, con quien colaboró en la serie Procés-pintura (1979), sus discípulos (palabra extraña hoy, pero bien válida) le hacemos un retorno de sus enseñanzas basado en el cariño. Como materia, 15 obras provenientes de diversas colecciones privadas de Teià y un montón de documentos y recuerdos, largas charlas y visiones cósmicas bajo la vía láctea que cruza el techo a dos aguas de Can Monac.

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