Les relatamos el paso de Emmanuel Macron por el Museu Picasso, donde visitó la exposición temporal del marchante y galerista de arte Daniel-Henry Kahnweiler.
Os relatamos el paso de Emmanuel Macron por el Museu Picasso. La agenda del presidente en la cumbre celebrada con Pedro Sánchez en Barcelona el 19 de enero tenía fijado el horario de la comida a la una de la tarde. Más propio del otro lado de los Pirineos que de los que vivimos por debajo, todavía muy imbuidos por los ritmos madrileños de las jornadas laborales. Es cierto que la comida era un magnífico catering preparado por el chef Nandu Jubany, que es uno de los servicios gastronómicos de eventos, bodas y celebraciones diversas de mayor prestigio y calidad del país. Y que por tanto temas como el retraso del corredor ferroviario mediterráneo entre Montpellier y Perpiñán no merecían ni un minuto más de conversaciones antes de lanzarse al canelón, las tostadas con trufa o las populares croquetas de Nandu.
El presidente francés visitó la exposición temporal de Daniel-Henry Kahnweiler
En realidad, Macron tenía prisa por terminar la cumbre. Y no para volver enseguida al Palacio del Elíseo para captar el estado del país que preside, que ese día vivía una huelga general contra la reforma de las pensiones. Su prioridad era trasladarse al Museo Picasso de Barcelona , escenario de la magnífica exposición temporal en torno al fondo y el tiempo del marchante y galerista de arte Daniel-Henry Kahnweiler , persona básica en la difusión del cubismo y muy cercana a Picasso . Una colaboración entre el Centro Pompidou de París y el museo barcelonés. Precisamente estas semanas se cumplen cincuenta años de la muerte de Picasso y también sesenta de la inauguración del museo de la calle Montcada. Pero también setenta años que las autoridades de Málaga rechazaron, en 1953, abrir un museo del artista en su ciudad natal por su antifranquismo y militancia comunista, pese al entusiasmo del artista por esa iniciativa. Parece que esta negativa es lo que propició que el secretario de Picasso, el catalán Jaume Sabartés, planteara la posibilidad de abrir un museo del artista en una ciudad que también forma parte de la trayectoria vital del genial pintor y que fue realidad a través de una operación que aceptó el entonces alcalde, Josep Maria de Porcioles, pero que se hizo tan a hurtadillas para no provocar Madrid que incluso el alcalde pidió que en las tarjetas de la inauguración del Museo Picasso los organizadores miraran que no saliera el nombre de Picasso.
El gobierno francés negó la nacionalidad en Picasso
Pero volvamos a Macron y su interés por visitar la exposición. En cuanto Sánchez y el resto del cortejo hubieron dado una vuelta rápida, Macron pidió que le dejaran solo para hacer una segunda visita más reposada y tranquila. Los franceses, cuando se trata del protocolo y la República, no mueven un dedo que no saquen provecho. Ante la interpretación de Las Meninas hecha por Picasso, Macron emitía una nueva señal de la reivindicación de la dimensión francesa del artista. Nunca se han perdonado que en 1940 el gobierno francés negara a Picasso –cuando éste ya era un pintor mundialmente reconocido–, angustiado por la llegada de los nazis a Francia, la nacionalidad francesa. De Gaulle intentó enmendarlo años después, pero Picasso, ofendido, lo rechazó. Eso sí, se apresuraron a cambiar la ley que regulaba las herencias preparando que el legado de Picasso, cuando éste muriera, se quedara en Francia en calidad de pago.