La estética y la ética ha sido el último Hablemos de Arte de Francesc Mestre. Decía que parece que ahora son malos tiempos para la estética y recordaba la frase que, en 1964, José M. Valverde, entonces catedrático de estética de la Universidad de Barcelona, escribió en una pizarra para denunciar el franquismo: “Nula aesthetica sine ethica. Ergo, apaga y vámonos”.
Francesc Mestre i Bas nació en Barcelona en 1941. Publicista de origen, en 1971 era el director de la Galería Adrià y seis años más tarde, de René Metras, dos de las galerías clave en la recuperación artística en nuestro país . En 2001 abrió su propia galería, Francesc Mestre Art, donde recuperó artistas del pasado a través del dibujo y el grabado. Buscaba atraer a un coleccionismo nuevo y lo consiguió reivindicando la obra sobre papel.
Francesc Mestre fue un galerista honesto. Contaba que había aprendido con la práctica. “Quien me enseñó más fueron René Metras y Miquel Gaspar, yo les escuchaba mucho, me sentía humilde”. Creía que la función de un galerista es mucho más atender al cliente que atender al artista. "El arte se aguanta porque alguien compra la obra antes". Consideraba que ser galerista no es una profesión fácil, “no lo era antes y no lo es ahora. Pero es apasionante”, y que el arte no debe entenderse, debe sentirse. “No hace falta entender de arte para disfrutarlo y ser capaz de emocionarse”. Para Francisco, “un artista es alguien que tiene algo que decir y algo que decir se puede decir desde la figuración o desde la abstracción. Desde una performance, o una instalación” y que la gente se educa viendo todo tipo de arte. Lo decepcionaban los artistas que siguen una línea y se repiten a sí mismos; que el arte haya vivido muchos años sumergido en un discurso excluyente, de lenguaje críptico y elitista o que sólo sea noticia mediática cuando existen precios récords, estafas, robos o falsificaciones.
Afortunadamente nunca contempló la jubilación. Francesc Mestre nos ha dejado hablando de ética. Y es que sin ética, la estética no sirve de nada.