Hasta el 24 de septiembre, el MARCO de Vigo dedica una muestra a Lluís Lleó (Barcelona, 1961). Comisariada por Miguel Fernández-Cid y Rosa Gutierrez Herranz, Pittore es la primera exposición en un museo español después de regresar de Nueva York, donde ha residido durante varias décadas y donde se muestra la obra de los últimos años –pinturas y dibujos sobre distintos soportes , grandes papeles flotando en patios, esculturas y estructuras circulares que dialogan con las salas de la planta baja y el panóptico–, junto con una selección de trabajos anteriores considerados referenciales.
Lluís Lleó heredó de su abuelo y de su padre la fascinación por las pinturas románicas del Vall de Boí. Este interés por las técnicas tradicionales se ve reflejado en su obra, aplicando la técnica del fresco a través de la utilización del pigmento en estado puro. Sus más recientes trabajos se caracterizan por una conjunción entre la escultura y la pintura a medio camino entre figuración y abstracción. León sabe combinar a la perfección pintura y relieve, confiriendo al conjunto un matiz casi arquitectónico. Esta especie de organicismo pictórico espacial en el que el material brota de la tela es transmisor de dicotomías como lirismo-contundencia, presencia-transparencia y orden-caos.
La obra de León ha reflexionado a menudo sobre el trabajo y los conceptos teóricos y espaciales de la arquitectura (caso de su serie sobre Álvaro Siza), a partir de cuestiones como la escala, las formas, los materiales, la geometría y la emoción. Y une, de forma natural, el compromiso contemporáneo con el estudio y el conocimiento de las técnicas clásicas.