El edificio de Enric Sagnier, convertido en el Museo del Modernismo hace diez años, expone una recopilación de casi doscientas obras emblemáticas del modernismo catalán. La extensa propuesta se enmarca en la relación entre Els Quatre Gats y Pablo Picasso. No es casualidad, que la exposición se incluya en la programación del quincuagésimo aniversario de la muerte del pintor andaluz.
La propuesta inicia en el epicentro modernista catalán, la cervecería Els quatre gats, que funcionaba como punto de encuentro de los creadores. Tal y como avanza el título de la muestra, a los conocidos como 'Els Quatre Gats' (Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Miquel Utrillo y Pere Romeu), en referencia a Le Chat Noir de París, se suma un joven Pablo Picasso, que diseñó la cubierta del menú que ofrecía la cervecería (Carta de platos de la cervecería Els Quatre Gats).
La muestra reúne esculturas, pinturas, carteles, mobiliarios y dibujos. A lo largo del recorrido, que ocupa las dos plantas del museo, se presentan diversas facetas del movimiento, en un relato que navega entre la obra revolucionaria y alternativa de los Quatre Gats y las propuestas religiosas del círculo de Sant Lluc, encabezado por Antoni Gaudí.
En este aspecto, es tan amplia la propuesta, que se desdibuja su intención en una saturación de obras que pierden su poder individual. Sin embargo, la exposición, abierta hasta el 14 de julio, brinda la oportunidad de disfrutar de la extensa colección modernista del museo.