Doce años después de servir la última comida, elBulli volverá a abrir sus puertas el 15 de junio convertido en un museo. Los fogones del considerado durante años mejor restaurante del mundo no volverán a encenderse, pero sí se podrá visitar la cocina como parte del itinerario por las instalaciones del célebre establecimiento, y zonas emblemáticas como el comedor o la terraza. ElBulli1846 nace para mantener y reivindicar el legado de un restaurante que cambió el paradigma de la gastronomía. Estará abierto tres meses, hasta el 16 de septiembre, y el resto del año seguirá funcionando como centro de investigación. Las entradas para ver la reconversión, una experiencia pionera en el mundo, podrán compararse a partir del lunes.
Con una inversión de 11 millones de euros, las obras de rehabilitación y adaptación del espacio de la cala Montjoi, en Roses (Alt Empordà) incrementan un 30% la superficie de elBulli original, hasta alcanzar los 4.000 metros cuadrados . Además de salvaguardar el legado del restaurante, el museo quiere promover la innovación y generar contenido de calidad para la educación y el autoaprendizaje de la restauración.
En la primera temporada de reapertura, que el chef Ferran Adrià y el director de elBulliFoundation, Lluís García, vislumbran como un periodo "de aprendizaje y experimentación", calculan que unas 200 personas puedan visitar el equipamiento a la vez, en una visita que se calcula que se alargue unas dos horas y media.
Para el equipo creativo, elBulli1846 es un "cierre del círculo" del restaurante, que interesará no sólo a los gourmets, sino al público movido por el conocimiento y la innovación. Adrià cree que habrá dos tipos de público, el de antiguos comensales que quieren volver a un espacio para "hacer memoria" y "emocionarse" y otros que le visitarán por primera vez y descubrirán "un mundo del que han oído hablar pero que no conocían". "Queremos que aquí se coma conocimiento", relata el chef.
Unas setenta instalaciones exteriores e interiores
En total hay 69 instalaciones artísticas, conceptuales y audiovisuales, 13 exteriores y 56 interiores, que se podrán seguir con una audioguía en cuatro idiomas -catalán, castellano, inglés y francés-, que estará incluida en el precio de la entrada. Los tiques valdrán 27,5 euros (colectivos como los jubilados, los estudiantes, los jóvenes, las personas con discapacidad y los ciudadanos de Roses dispondrán de tiques a un precio reducido de 20,5 euros). Las entradas incluirán el parking en Roses y el traslado desde el pueblo hasta la cala Montjoi, un recorrido que se realizará en autobús. El museo abrirá de lunes a sábado.
El itinerario por elBulli1846 –cifra que hace referencia al número de recetas que se sirvieron ya la fecha de nacimiento de August Escoffier, padre de la cocina moderna- versa sobre la innovación gastronómica. El visitante empezará por la parte exterior del recinto, donde encontrará diversas instalaciones que adentran e interpelan al público sobre cuestiones relacionadas con la cocina y su metodología. Entre otros, se exponen dibujos realizados por Ferran Adrià con pintura y palillos sobre facturas antiguas del restaurante que se preguntan sobre el origen de la cocina, distribuidas en dos épocas: el paleolítico y el neolítico.
El espacio incluye también reflexiones sobre los elementos que intervienen en el proceso de cocinar, así como estructuras para recetas o un diagrama sistémico sobre la gastronomía. Previsiblemente, uno de los espacios más fotogénicos de elBulli1846 es un homenaje a las generaciones "bullinianas", hecho con unas estatuas con cabezas de buldogo francés -imagen icónica del restaurante- y donde se detallan con nombres y apellidos los diversos profesionales vinculados al equipamiento a lo largo de la historia. El recorrido exterior termina en la biblioteca Bullipèdia, que incorpora la veintena de volúmenes de la colección publicados hasta ahora.
La cocina, el comedor y la terraza, espacios emblemáticos
El 'tour' interior reivindica algunos de los espacios más reconocidos popularmente. Así, el visitante pasará por la terraza, donde podrá sentarse en la codiciada mesa 25, en una zona que rinde homenaje a caras conocidas de elBulli como su fundadora, Marketta Schilling, que dio nombre al restaurante a partir de su pasión por los bulldogs franceses; y Juli Soler, Ferran Adrià y Albert Adrià, que convirtieron el restaurante en la meca de la gastronomía contemporánea.
El comedor, que se mantiene tal y como era, sitúa sobre las mesas platos con comida y vasos y copas medio llenos, como si el público irrumpiera en la sala en medio del servicio. La pared principal está llena de cifras que buscan evidenciar la complejidad de su funcionamiento: cuántos cocineros trabajaban en ella o el número de cubiertos que tenían. También se proyecta un cortometraje protagonizado por los gourmets Bob Noto y Antonella Fassio degustando un menú.
En la cocina, el equipo creativo ha querido profundizar en la comprensión del sistema de planificación, organización y funcionamiento del espacio gastronómico. Por eso, hay una muestra de una treintena de platos que configuraron el menú, imágenes de la evolución gastronómica de elBulli, la gestión de las reservas y moldes utilizados. De fondo se proyecta una filmación de cuatro horas a tiempo real en la cocina durante un servicio. La popular cabeza de toro sigue presidiendo el tablero principal.
Curiosidades como nóminas, cartas y fotos históricas
En los diversos pasillos hay vitrinas con documentos curiosos de la historia del espacio, como las primeras nóminas de los trabajadores, algunas de las cartas más emblemáticas o una recopilación cronológica con 3.612 fotografías por la historia del restaurante desde su nacimiento, en 1961 , hasta el final de su trayectoria, cincuenta años después. La parte más propiamente expositiva aborda las relaciones de la gastronomía de elBulli con otras disciplinas, como el periodismo, el mundo editorial, el de la moda o el arte.
Así, se muestran decenas de portadas protagonizadas por el restaurante en las más de dos décadas de historia o esquemas y mapas reales que sirvieron para elaborar la carta. También se han reproducido algunas de las 160 libretas originales de los procesos creativos de platos y parte de las 15.000 fichas, notas y gráficos para poder consultarlas libremente durante la visita. Se exponen uniformes, distinciones, acreditaciones para congresos, testimonios de la presencia en certámenes internacionales como el Documenta XII Kassel del año 2007 o utensilios de cocina.
El itinerario termina en un espacio polivalente llamado elBulliDNA, que muestra a través de vídeos los proyectos que desarrolla la fundación desde 2011 en una cueva que imita la roca del cabo de Creus, con acabados de uno de los arquitectos de RCR.
Un almacén reconvertido en una despensa-capilla
Una de las partes que está fuera de la visita, pero que también se ha modificado desde el cierre de elBulli, es el almacén, que el artista Antoni Miralda ha reconvertido en una despensa-capilla dedicada a Sant Stomak.
El espacio incluye un altar para ofrendas y consagración del vino, vitrinas con bebidas de lata personalizadas y decenas de caganers. Como banda sonora, Miralda incorpora el sonido de las olas de la cala Montjoi, la imitación del ruido de las papilas gustativas y una oración.